Page 115 - Autobiografia de mi Madre v.2
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lógica y cordura, y, bastante cínicamente, una teoría de   finos labios están pegados al cristal; es invierno (algo
 la justicia. Y hecho esto diría: Sí, pero, ¿qué es lo que   que yo nunca veré, un e.lima que nunca llegaré a conocer
 hace que el mundo gire en realidad?; y sus labios, con   y que considero con recelo puesto que no lo conozco
 una macabra mueca de desprecio por sí mismo, pro­  y  no  encierra nada  que  sea bello para  mí; miro  con
 nunciarían las palabras: Connivencia, fraude, asesinato.   desprecio a la gente a la que Je resulta familiar, pero yo,
 Ese hombre no ignora por completo ]a existencia   Xuela, no estoy en condiciones de hacer más que eso).
 de la gente que está en la iglesia, de aquella misma gen­  La hierba está viva pero no crece con exuberancia (dor­
 te en sus pequeñas casas. Se llama John, o William, o   mida),  los  árboles  están  vivos  pero no  crecen con
 algo  parecido;  den e una esposa que se  llama Jane, o   exuberancia  (dormidos); el seto, podado en una  for­
 Charlotte,  o algo  parecido; caza chorlitos y se  come   ma tan austera que es como un pequeño monumento
 sus huevos.  Su  vida es muy simple, evita los excesos   a la desdicha, separa dos campos; ha salido el sol, pero
 voluntariamente; o bien su vida es una intrincada tela­  proyecta una luz pálida y débil, como si le costara un
 raña de acontecimientos, rituales, ceremonias, ta1nbién   gran esfuerzo. É<] no está mirando un cementerio; está
 en  ese caso  por su propia voluntad.  Ese hombre no   observando  una  pec1ueña  parte  de  sus posesiones,  y
 ignora guc muchas personas viven en la esclavitud por   los irregulares montículos, parecidos a sepulturas, que
 su causa; a veces le complace que estén en esa situación   se han formado tras un proceso repetido de endureci­
 y hasta daría la vjda para mantenerlas en ella; a veces le   miento y reblandecimiento alternativos de la tierra, que
 desagrada que  estén  en esa situación y hasta daría la   dan cobijo ya a sus antepasados y sus actos, tienen aún
 vida para .liberarlas de ella. No ignora la existencia de   espacio suficiente para él y todo lo que haga, para todos
 esas  personas,  no ignora  su existencia por completo.   sus descendientes y todo Jo que ellos hagan. Su frente,
 Plantan un campo, recogen su cosecha; él calcula con   su nariz, sus  finos labios están pegados a la ventana
 ojo de lince los frutos de su trabajo, que están cuida­  con más fuerza aún; en su imaginación, la tierra inmó­
 dosamente empaquetados y esperan a ser embarcados   vil se transforma en un mar azul, en un océano gris, y
 en los muelles.  Este  hombre obtiene un  beneficio, a   en el  mar azul y en  el  océano gris hay barcos, y los
 veces mayor de lo que esperaba, a veces menor de lo   barcos  están llenos  de  gente, y  los  barcos  llenos  de
 que esperaba. La realidad que todas aquellas personas   gente se hunden hasta el fondo del mar azul y del océano
 representan continúa oculta gracias a ese beneficio. Pues   gris una y otra vez. El mar azul y el océano gris  son
 este  hombre  que habla  de "Mi  Señor  y mi  Amigo"   también una pequeña parte de sus posesiones, y con
 construye una enorme casa, se ocupa de que las habi­  sus superficies suaves y en calma, constituyen un sím­
 taciones sean confortables, se sienta en una silla tapizada   bolo  de  pasados  compromisos,  de  promesas
 con un tejido  de  gran valor,  pues  su procedencia es   inviolables, pero  aun  así, los  irregulares  montículos,
 lejana,  oscura,  y está  relacionada una vez más con  el   parecidos a sepulturas, están presentes, suave marea
 trabajo forzoso, la consunción y la muerte prematura   engullendo  la suave  marea, ocultando una profundi­
 de tantas y tantas personas sin nombre; sentado en esa   dad que puede  medirse,  pero cuyo conocimiento no
 silla, mira a través de la ventana; su frente, su nariz, sus   permite superar el miedo. FJ es muy consciente de la


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