Page 101 - Autobiografia de mi Madre v.2
P. 101
sin antes haberme dicho cosas que ella pensaba iban a como si nunca hubieras existido > y no importaba lo
herfr profundamente mis sentimlentos. Pero ya al na gloriosa que: hubiera sido tu presencia, si en un deter
cer yo era más \'iefa que los diecisiete años de edad de minado mon1ento no había nadie dispuesto a morfr
por ella, dispuesto a v-ivir por ella, no tenia la menor
ella, así que sus palabras no me causaron sorpresa. No lmporrancia, Todo era lmportante, y luego, una vez
había esperado gratitud, aunque la habría recibido con más, nada importaba. Él se hada más y más rico. No
agrado. No había esperado amistad; eso me habría llevaba su riqueza encima. No llevaba oro, no llevaba
hecho recelar. Ella no podía llenar el espacio vado que plata. Llevaba un fino traje de lino blanco; perfecta
había quedado en la pequeña casa amariHa CJUe siem n1ente cortado a su medida; no era su propia pld, pero
pre habfa sjJo su hogar. Se parecía mucho a su padre, podría haberlo sido. Tenía un aspecto imponente: un
mucho más de lo que se le había parecido su herma ave de rapiña� un ínscctovulnerabie al ataque de un ave
no: tenía la misma piel de él, una mezcla de gentes -no de rapiña, un amo de la j u ngla, un soberano de !as
razas, gentes:- 1 su pelo, rojo y dorado y ensortijado, Hanuras 1 un pequeño m,amíforo. Su piel entonces em
tenía la textura de la lana del lomo de una ovciaí sus pezó a arrugarse, las arrugas eran diminutas, los pliegues
ojos eran grh;es, como la luna vista contra un ciclo azul tan .insignificantes guc s{)Jo alguien que tuviera tanto
marino, y sjn embargo no era bella; la be11eza no estaba interés en ello como yo lo habría notado.
en su naturaleza, Era corno un animal salvaje; había �-li hermana no lo notó. La riqueza de su padre no
nacido pensando <]UC ya tenia la prímogenitura reser le parecía insólita. Su padre tenía que ser rico; dJa tenía
vada. Creía ,¡ue yo era la persona gue se la podía <.1ue ser su hija. Se compró un peine -yo no sabia dón•
arrebatar, Y o no podía hacerlo, No era un hombre. de lo babia encontrado- con el gue, calentándolo
Su padre, mi padre, se había convertido por aquel previamente, conseguía que su pelo ensortijado cayera
entonces en un hombre muy rico. No era habitual para lacio sobre la cabeza. Su cabello brillaba bajo la luz del
uri hombre de su posición� un nativo; es decir, un hom sol, abundante 1 montones y montones de cabello, como
bre cuyos lazos de sangre le vinculaban al pueblo si fuera una especie de riqueza. Su padre era un ho1n
africano. Su riqueza maravillaba a otras personas gue bre delgado. N u nca daba la sensación de estar
podían ser incluidas en la categoría de nativos. Esas disfrutando de Jos alimentos mientras comfa. En cuanto
otras personas 1 los nativos } se habían visto hundidas en a eHa, su cintura se ensanchó, las caderas se ensancha
el lodo a manos de la justicia y de la injusticia, se habían ron aún más. Tenía grandes pechos, pero sin atmctÍv(\
visto involucradas en demandas por herencias ances sin poder de seducción; crecieron todavía más, pero
trales, y las indignidades pot las que habían pasado para no invltaban a ser acariciados. ;Oh, ver lo poco que se
llegar a estas islas� como si importaran, impoi·taban conocía a sí misma me producía tal rristeza que pasé
realmente. No :así mi padre, Él tenfa visíón de ]as co un dia entero lldrando a mares! EHa, también ella, esta
sas, de la historia, del tiempo, como si hubiera vivido ba enamorada de sí misma, pero el suyo no era un
en diferentes épocas y hubiera podido ver gue a corto a1nor que valorara sus propias cualidades.
plazo todo era importante y sin embargo a largo pla Y un día mí padre se hizo con un coche. No era un
zo nada importara. Todo acabaría en nada, en muerte, coche nuevo, habfa pertenecido a otra persona, pero
1 0 0 l O l