Page 60 - Fahrenheit 451
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gantesca hoja de octubre empujada sobre el césped y ale -¿ Y la aspirina?
jada. -Nunca habías estado enfermo.
«El Sabueso -pensó Montag-, esta noche, está ahí Volvió a salir.
fuera. Ahora, está ahí fuera. Si abriese la ventana ... » -Bueno, pues ahora lo estoy. Esta noche no iré a tra-
Pero no la abrió. bajar. Llama a Beatty de mi parte.
-Anoche, te portaste de un modo muy extraño.
Mildred regresó canturreando.
Por la mañana, tenía escalofríos y fiebre. -¿Dónde está la aspirina?
-No es posible que estés enfermo -dijo Mildred. -¡Oh! -La mujer volvió al cuarto de baño-. ¿Ocu-
Él cerró los ojos. rrió algo?
-Sí. -Sólo un incendio.
-¡Anoche estabas perfectamente! -Y o pasé una velada agradable -dij o ella, desde el
-No, no lo estaba. cuarto de baño.
Montag oyó cómo «los parientes» gritaban en la sala -¿Haciendo qué?
de estar. -En la sala de estar.
Mildred se inclinó sobre su cama, llena de curiosidad. -¿Qué había?
Él percibió su presencia, la vio sin abrir los ojos. Vio su -Programas.
cabello quemado por los productos químicos hasta ad -¿Qué programas?
quirir un color de paja quebradiza, sus ojos con una -Algunos de los mejores.
especie de catarata invisible pero que se podía adivinar -¿ Con quién?
muy detrás de las pupilas, los rojos labios, el cuerpo tan -Oh, ya sabes, con todo el grupo.
delgado como el de una mantis religiosa, a causa de la -Sí, el grupo, el grupo, el grupo.
dieta, y su carne como tocino blanco. No podía recor Él se oprimió el dolor que sentía en los ojos y, de re-
darla de otra manera. pente, el olor a petróleo le hizo vomitar.
-¿ Querrás traerme aspirinas y agua? Mildred regresó, canturreando. Quedó sorprendida.
-Tienes que levantarte -replicó ella-. Son las doce -¿ Por qué has hecho esto?
del mediodía. Has dormido cinco horas más de lo acos Montag miró, abatido, el suelo.
tumbrado. -Quemamos a una vieja con sus libros.
-¿ Quieres desconectar la sala de estar? -solicitó -Es una suerte que la alfombra sea lavable -cogió
Montag. una escoba de fregar y limpió la alfombra-. Anoche, fui
-Se trata de mi familia. a casa de Helen.
-¿ Quieres desconectarla por un hombre enfermo? -¿No podías ver las funciones en tu propia sala de
-Bajaré el volumen del sonido. estar?
Mildred salió de la habitación, no hizo nada en la sala -Desde luego, pero es agradable hacer visitas.
de estar y regresó. Mildred volvió a la sala. El la oyó cantar.
-¿ Está mejor así? -¡Mildred! -llamó.
�Gracias. Ella regresó, cantando, haciendo chasquear suave
-Es mi programa favorito -explicó ella. mente los dedos.
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