Page 54 - La Casa de Bernarda Alba
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FEDERICO GARCÍA LORCA
LA PoNCIA: Tener cuidado con no entreabrirla mucho, porque son
capaces de dar un empujón para ver quién mira. (Se van las tres).
Martirio queda sentada en la silla baja con la cabeza
entre las manos.
AMELIA: (Acercándose). ¿Qué te pasa?
MARTIRIO: Me sienta mal el calor.
AMELIA: ¿No es más que eso?
MARTIRIO: Estoy deseando que llegue noviembre, los días de llu
vias, la escarcha, todo lo que no sea este verano interminable.
AMELIA: Ya pasará y volverá otra vez.
MARTIRIO: ¡Claro! (Pausa). ¿A qué hora te dormiste anoche?
AMELIA: No sé. Yo duermo como un tronco. ¿Por qué?
MARTIRIO: Por nada, pero me pareció oír gente en el corral.
AMELIA: ¿Sí?
MARTIRIO: Muy tarde.
AMELIA: ¿ Y no tuviste miedo?
MARTIRIO: No. Ya lo he oído otras noches.
AMELIA: Debiéramos tener cuidado. ¿No serían los gañanes?
MARTIRIO: Los gañanes llegan a las seis.
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