Page 59 - La Casa de Bernarda Alba
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LA CASA DE BERNARDA ALBA
BERNARDA: ¡ Perversa!
ANGUSTIAS: Yo no tengo la culpa de que Pepe el Romano se haya
fijado en mí.
ADELA: ¡Por tus dineros!
ANGUSTIAS: ¡Madre!
BERNARDA: ¡Silencio!
MARTIRIO: Por tus marjales y tus arboledas.
MAGDALENA: ¡Eso es lo justo!
BERNARDA: ¡Silencio digo! Yo veía la tormenta venir, pero no creía
que estallara tan pronto. ¡Ay, qué pedrisco de odio habéis echado
sobre mi corazón! Pero todavía no soy anciana y tengo cinco cadenas
para vosotras y esta casa levantada por mi padre para que ni las hier
bas se enteren de mi desolación. ¡Fuera de aquí! (Salen. Bernarda se
sienta desolada. La Poncia está de pie arrimada a los muros. Bernarda
reacciona, da un golpe en el suelo y dice). ¡Tendré que sentarles la
mano! Bernarda: acuérdate que esta es tu obligación.
LA PoNCIA: ¿Puedo hablar?
BERNARDA: Habla. Siento que hayas oído. Nunca está bien una
extraña en el centro de la familia.
LA PoNCIA: Lo visto, visto está.
BERNARDA: Angustias tiene que casarse enseguida.
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