Page 231 - La Casa de Bernarda Alba
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DOÑA ROSITA LA SOLTERA


        cada día. Después de todo, lo que me ha pasado les ha pasado
        a mil mujeres.  (Pausa). Pero ¿por qué estoy yo hablando todo
        esto? (Al Ama). Tú, vete a arreglar cosas, que dentro de unos
        momentos salimos de este carmen, y usted, tía, no se preocupe
        de mí. (Pausa. Al Ama). ¡Vamos! No me agrada que me miréis
        así. Me molestan esas miradas de perros fieles. ( Se va el Ama).
        Esas miradas de lástima que me perturban y me indignan.

        TíA: -Hija, ¿qué quieres que yo haga?

        ROSITA:  -Dejadme como  cosa perdida.  (Pausa.  Se />asea).  Ya
        sé que se está usted acordando de su hermana la solterona ... ,
        solterona como yo. Era agria y odiaba a los niños y a toda  la
        que se ponía un traje nuevo ... pero yo no seré así. (Pausa). Le
        pido perdón.

        TíA:  -¡Qué tontería!  (Aparece  por el fondo de la habitación un
        muchacho de dieciocho años).

       ROSITA: -Adelante.

       MUCHACHO: -Pero ¿se mudan ustedes?


        ROSITA: -Dentro de unos minutos. Al oscurecer.

       TÍA: -¿Quién es?

       ROSITA: -Es el hijo de María.

       TÍA: -¿Qué María?


       ROSITA: -La mayor de las tres manolas.



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