Page 130 - La Casa de Bernarda Alba
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FEDERICO GARCÍA LORCi\

                  porque el agua da sal, la tierra fruta,
                  y nuestro vientre guarda tiernos hijos
                  como la nube lleva dulce lluvia.
           (Mira hacia la puerta).  ¡María!  ¿Por qué pasas tan deprisa por mi
           puerta?

           MARÍA:  (Entra con un niño en brazos). Cuando voy con el niño,
           lo hago ... ¡Como siempre lloras!. ..

           YERMA: Tienes razón. ( Coge al niño y se sienta).

           MARÍA: Me da tristeza que tengas envidia. (Se sienta).


           YERMA: No es envidia lo que tengo; es pobreza.

           MARÍA: No te quejes.

           YERMA: ¡Cómo no me voy a quejar cuando te veo a ti y a las otras
           mujeres llenas por dentro de flores, y viéndome yo inútil en medio
           de tanta hermosura!


           MARíA: Pero tienes otras cosas. Si me oyeras, podrías ser feliz.

           YERMA:  La mujer del campo que no da hijos es inútil como un
           manojo de espinos,  ¡y hasta mala!, a pesar de que yo sea de este
           desecho dejado de la mano de Dios.
           (María hace un gesto como para tomar al niño).

           T ámalo; contigo está más a gusto. Y o no debo tener manos de madre.

           MARÍA:  ¿Por qué me dices eso?

           YERMA: (Se levanta). Porque estoy harta, porque estoy harta de
           tenerlas y no poderlas usar en cosa propia. Que estoy ofendida,

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