Page 129 - Historias de Cronopios y Famas
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todas famas, y la bibliotecaria es una esperanza. Desde   El canto de los cronopios
 sus puestos los  famas ayudan  muchísimo  a los crono­
 pios, que se ne fregan.











             Cuando los cronopios cantan sus canciones preferi­
        das, se entusiasman de tal manera que con frecuencia se
        dejan atropellar por camiones y ciclistas, se caen por la
        ventana, y pierden lo que llevaban en los bolsillos y hasta
        la cuenta de los días.
             Cuando  un  cronopio  canta,  las  esperanzas  y  los
        famas  acuden  a  escucharlo  aunque  no  comprenden
        mucho su arrebato y en general se muestran algo  � an­
        dalizados. En  medio del corro el cronopio levanta sus
        bracitos como si sostuviera el sol, como si el cielo fuera
        una bandeja y el sol la cabeza del Bautista, de modo que
        la canción del  cronopio es Salomé desnuda danzando
        para los famas y las esperanzas que están boquiabiertos
        y preguntándose si  el  señor cura,  si las conveniencias.
        Pero como en el fondo son buenos (los famas son bue­
        nos y las esperanzas bobas), acaban aplaudiendo al cro­
        nopio, que se recobra sobresaltado, mira en torno y se
        pone también a aplaudir, pobrecito.









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