Page 132 - Historias de Cronopios y Famas
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La foto salió movida                                                   Eugenesia














             Un cronopio va a abrir la puerta de calle, y al meter              Pasa que los cronopios no quieren tener hijos, por­
         la man en el bolsiJio para  sacar la llave lo que saca es         que lo primero que hace un cronopio recién nacido es
               �
                      ,
         una  caJa  de fosforos,  entonces este  cronopio se  aflige       insultar groseramente a su padre, en quien oscuramente
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         mucho  y empieza  a  pensar  que  si  en  vez  de  la  llave      ve la acumulación de desdichas que un día serán suyas.
        enc entra los fósforos, sería horrible que el mundo se                  Dadas estas razones, los cronopios acuden a los famas
            �
        hubiera desplazado de golpe, y a lo mejor si los fósforos          para que fecunden a sus mujeres, cosa que los famas están
        están donde la llave, puede suceder que encuentre la bille­        siempre dispuestos a hacer por tratarse de seres libidi­
        t ra llena de fósforos, y la azucarera llena de dinero, y el       nosos. Creen además que en esta forma irán minando la
         �
        piano lleno de azúcar ,  y la guía de teléfono llena de músi­      superioridad moral de los cronopios, pero se equivocan
        ca, y el ropero lleno de abonados, y la cama llena de tra­         torpemente pues los  cronopios educan a sus hijos  a  su
        jes, Y los floreros llenos de sábanas, y los tranvías llenos       manera, y en pocas semanas les quitan toda semejanza
        de rosa , y los c mpos llenos de tranvías. Así es que este         con los famas.
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        cronop10  se  aflige  horriblemente  y  corre a  mirarse  al
       espejo, pero como el espejo está algo ladeado lo que ve
       es el paragüero del zaguán, y sus presunciones se confir­
       man  Y estalla  en  sollozos,  cae  de  rodillas  y  junta  sus
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       manec1tas no sabe para qué. Los famas vecinos acuden a
       consolarlo,  y también las esperanzas, pero pasan horas
       antes  de  que el cronopio salga  de  su  desesperación  y
       acepte una taza  de té, que mira y examina mucho antes

       de beber, no vaya a pasar que en vez de una taza de té sea
       un hormiguero o un libro de Samuel Smiles.


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