Page 106 - Historias de Cronopios y Famas
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Las líneas de la mano














          De una carta tirada sobre la mesa sale una línea que                   Historias de cronopios y de fama�
      corre por la plancha de pino y baja por una pata. Basta
      mirar bien para descubrir que la línea continúa por el piso
      de parqué, remonta el muro, entra en una lámina que
      reproduce un cuadro de Boucher, dibuja la espalda de una
      mujer reclinada en un diván y por fin escapa de la habita­
      ción por el techo y desciende en la cadena del pararrayos
      hasta la calle. Ahí es difícil seguirla a causa del tránsito,
      pero con atención se la verá subir por la rueda del auto­
      bús estacionado en la esquina y que lleva al puerto. Allí
      baja por la media de nilón cristal de la pasajera más rubia,
      entra en el territorio hostil de las aduanas, rampa y repta
      y zigza ea hasta el muelle mayor y allí (pero es difícil
            gu
      verla, sólo las ratas la si en para trepar a bordo) sube al
                           gu
      barco de  turbinas  sonoras,  corre por las planchas de la
     cubierta de primera clase, salva con dificultad la escotilla
      mayor  y  en una  cabina,  donde un hombre  triste  bebe
      coñac y escucha la sirena de partida, remonta por la cos­
      tura del pantalón, por el chaleco de punto, se desliza hasta
      el codo y con un último esfuerzo se guarece en la palma
      de la mano derecha, que en ese instante empieza a cerrar­
     se sobre la culata de una pistola.


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