Page 107 - Historias de Cronopios y Famas
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Las líneas de la mano
De una carta tirada sobre la mesa sale una línea que Historias de cronopios y de fama�
corre por la plancha de pino y baja por una pata. Basta
mirar bien para descubrir que la línea continúa por el piso
de parqué, remonta el muro, entra en una lámina que
reproduce un cuadro de Boucher, dibuja la espalda de una
mujer reclinada en un diván y por fin escapa de la habita
ción por el techo y desciende en la cadena del pararrayos
hasta la calle. Ahí es difícil seguirla a causa del tránsito,
pero con atención se la verá subir por la rueda del auto
bús estacionado en la esquina y que lleva al puerto. Allí
baja por la media de nilón cristal de la pasajera más rubia,
entra en el territorio hostil de las aduanas, rampa y repta
y zigza ea hasta el muelle mayor y allí (pero es difícil
gu
verla, sólo las ratas la si en para trepar a bordo) sube al
gu
barco de turbinas sonoras, corre por las planchas de la
cubierta de primera clase, salva con dificultad la escotilla
mayor y en una cabina, donde un hombre triste bebe
coñac y escucha la sirena de partida, remonta por la cos
tura del pantalón, por el chaleco de punto, se desliza hasta
el codo y con un último esfuerzo se guarece en la palma
de la mano derecha, que en ese instante empieza a cerrar
se sobre la culata de una pistola.
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