Page 104 - De Victoria para Alejandro
P. 104

,.




                                                                     ,1                     Diez












                                                                              -No  quiero  casarme  contigo,  ¿lo  sabes?
                                                                      -dijo Victoria.
                                                                              Estaban  en  la  terraza,  solos  los  dos  por
                                                                      primera vez. Victoria había espiado los pasos de su
                                                                      primo  hasta  tener  la seguridad de  que  no  había
                                                                      nadie  con  él  y  luego  había  subido.  Deseaba  ha­
                                                                      blarle.
                                                                              -Sí, lo sé.
                                                                              -¿ Y lo aceptas?
                                                                              -Mi padre y el tío José lo han dispuesto.
                                                                      Y yo estoy contento.
                                                                              -¡Por  Dios!  ¿Por  qué?  -no  le  importó
                                                                      gritar-. ¿No te importa que tu mujer no te ame?
                                                                              -Y a me amarás; eres buena -una chispa
                                                                      brilló  en  sus  ojos  oscuros- y  hermosa.  Y o  me
                                                                      portaré bien contigo.
                                                                              -Mi padre se enojará mucho.
                                                                              -Sí, cuando se entere, y eso si tú no me
                                                                      amas ya para  entonces.  Mira,  comprendo  tu  sor­
                                                                     presa tal vez si hubieras tenido más tiempo ...
                                                                              -¡Estáis locos!
                                                                              -No;  tu  padre  debió  leer  más  despacio
   99   100   101   102   103   104   105   106   107   108   109