Page 102 - De Victoria para Alejandro
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                    -Ya lo  sé.  Lo  he intentado,  pero mi tío                      Victoria tuvo fuerzas para decir:
           Simeón tiene de su parte al procurador.                                   -Gracias, obispo.
                    -Tu padre me dijo que debía respetarte
           como a un varón. Los hombres saben hacer pla­
           nes y los ponen en práctica. Las mujeres lloran.                          La  tía  Juana  la  estaba  esperando  en  el
           Piensa.                                                          patio de la entrada. Su cara era severa.
                                                                                     -¿De donde vienes?
                                                                                    -De  reunirme con los cristianos.  Ya sa-
                    Era  la  habitación  de  la  primera  vez.  El          béis que lo soy.
           obispo  Simeón  había  escuchado  con  atención  y                       -Por poco tiempo. Sube y lávate. ¡A saber
           cariño y luego le había ofrecido ¡agua fresca! Vic­              con quién habrás hablado! Desde hoy hasta el día
           toria  se  había  contenido  para  no  rechazarla  y             de tus desposorios no saldrás de casa. Es lo conve­
           aguardaba la respuesta.                                          niente para una novia, en lugar de andar trotando
                   -Comprendo  tu  sorpresa,  hija,  pero  tu               por las calles.
           primo Daniel es un buen muchacho; te ama y po­                           Ya  había  sucedido.  Victoria  recordó  el
           drás convertirlo a nuestra fe.                                   consejo de Miriam e intentó ganar tiempo.
                   -¡No quiero casarme!                                             -¿ Y mi ajuar?
                   -Tu obligación es obedecer a tus mayores.                        -Llamaremos a mercaderes de confianza
           Amar a tu esposo es tu deber de mujer.                           y  las esclavas  de  casa coserán lo  que haga  falta.
                   -En  la  iglesia  de  Cristo  hay  eunucos  y            Todos queremos que sea muy hermoso.
           vírgenes por el Reino de Dios.                                           -Bien, tía Juana.
                   -¿Me vas a enseñar a mí la Buena,Nueva?                          -Llámame madre, hija. Dentro de nada lo
           ¡Soy de la familia de Jesús de Nazaret!, Mira, hija,             vas a  ser.  Viviréis  en esta  casa  y  todos  seremos
           a la iglesia de Jerusalén se la respeta por su virtud            dichosos.
           y justicia y siempre hemos guardado la ley de Is­                        Victoria subió a su habitación pensando si
           rael. A mi primo Santiago lo llamaban el Justo. No               la tía Juana sería sincera. ¿De verdad confiaban en
           podemos oponernos a que tu familia te case; ése es               que se quedase para siempre? ¿Creían que se iba a
           su derecho y es la ley. Toda la iglesia rezará para              adaptar y renunciar a su fe?
           que conviertas a tu marido, tengas muchos hijos y
           seas feliz.
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