Page 145 - Cuentos de Amor locura y Muerte
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-Soy feliz. -Se sonrió.
-Sobre todo lo último, ¿eh? -he agregado a guisa de Pasado un momento sus ojos me llamaron de nuevo, y
comentario-. El objeto de toda esta charla es éste: que no me incliné otra vez.
vaya yo jamás a creer que María Elvira siente la menor _ry después ... -murmuró apenas, cerrando los ojos
inclinación real hacia mí. ¿Es eso? con lentitud. Creo que tuvo una súbita fuga de ideas. Pero la
-¡Claro! -Se ha encogido de hombros el médico-. luz, la insensata luz que extravía la mirada en los relámpagos
Póngase usted en el lugar de ellos ... de felicidad, inundó de nuevo sus ojos. Y esta vez oí bien claro,
Y tiene razón el bendito hombre. Porque a la sola sentí claramente en mis oídos esta pregunta:
probalidad de que ella ... -Y cuando sane y no tenga más delirio ... , ¿me querrás
Anoche cené en lo de Funes. No era precisamente una todavía?
comida alegre, si bien Luis María, por lo menos, estuvo muy ¡Locura que se ha sentado a horcajadas sobre mí cora
cordial conmigo. Querría decir lo mismo de la madre, pero por zón! ¡Después! ¡Cuando no ten \;,,ás delirio! ¿Pero estába
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más esfuerzos que la dama hacía para tornarme grata la mesa, mos todos locos en la casa, o había allí, proyectado fuera de mí
evidentemente no ve en mí sino a un intruso, a quien en ciertas mismo, un eco a mi incesante angustia del después?¿ Cómo es
horas su hija prefiere un millón de veces. Está celosa, y no posible qur. eUa dijera eso? ¿Había meningitis o no? ¿Había
debemos condenarla. Por lo demás, se alternaban con su hija delirio o no? Luego mi María Elvira ...
para ir a ver a la enferma. Ésta había tenido un buen día, tan No sé qué contesté; presumo que cualquier cosa a
bueno que por primera vez después de quince días no hubo esa escandalizar a la parentela completa si me hubieran oído. Pero
noche subida seria de fiebre, y aunque me quedé hasta la una apenas había murmurado yo; apenas había murmurado ella
por pedido de Ayestarain, tuve que volverme a casa sin con una sonrisa ... Y se durmió.
haberla visto un instante. ¡Se comprende esto? ¡No verla en De vuelta a casa, mi cabeza era un vértigo vivo, con
todo el día! ¡Ah! Si por bendición de Dios, la fiebre de locos impulsos de saltar al aire y lanzar alaridos de felicidad.
cuarenta, ochenta, ciento veinte grados, cualquier fiebre, ¿ Quién, de entre nosotros, puede jurar que no hubiera sentido
cayera esta noche sobre su cabeza ... lo mismo? Porque las cosas, para ser claras, deben ser plantea
¡Y aquí está!: Esta sola línea del bendito Ayestarain: das así: La enferma con delirio, que por una aberración
Delirio de nuevo. Venga enseguida. sicológica cualquiera, ama únicamente en su delirio, aX. Esto,
Todo lo antedicho es suficiente para enloquecer bien que por un lado. Por el otro, el mismo X, que, desgraciadamente
mal a un hombre discreto. Véase esto ahora: para él, no se siente con fuerzas para concretarse exclusiva
Cuando entré anoche, María Elvira me tendió su brazo mente a su papel medicamentoso. Y he aquí que la enferma,
como la primera vez. Acostó su cara, sobre la mejilla izquier con su meningitis y su inconsciencia -su incontestable in
da, y cómoda así, fijó los ojos en mí. No sé qué me decían sus consciencia-, murmura nuestro amigo:
ojos; posiblemente me daban toda su vida y toda su alma en -Y cuando no tenga más delirio ... , ¿ me querrás todavía?
una entrega infinitamente dichosa. Sus labios me dijeron algo, Esto es lo que yo llamo un pequeño caso de locura, el aro
y tuve que inclinarme para oír: y rotundo. Anoche, cuando llegaba a casa, creí un momento
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