Page 133 - Cuentos de Amor locura y Muerte
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LA MENINGITIS Y SU SOMBRA
No vuelvo de mi sorpresa. ¿Qué diablos quieren decir la carta
de Funes, y luego la charla del médico? Confieso no entender
una palabra �e todo esto.
He aquí las cosas. Hace cuatro horas, a las siete de la
mañana, recibo una tarjeta de Funes, que dice así:
Estimado amigo:
Si no tiene inconveniente; le ruego que pase esta noche
por casa. Si tengo tiempo ir;é a verlo antes. Muy suyo
Luis María Funes.
Aquí ha comenzado mi sorpresa. No se invita a nadie,
que yo sepa, a las siete de la mañana para una presunta
conversación en la noche, sin un motivo serio. ¿Qué me puede
querer Funes? Mi amistad con él es bastante vaga, y en cuanto
a su casa, he estado allí una sola vez. Por cierto que tiene dos
hermanas bastante monas.
Así, pues, he quedado intrigado. Esto en cuanto a Funes.
Y he aquí que una hora después, en el momento en que salía
de casa, llega el doctor Ayestarain, otro sujeto de quien he sido
condiscípulo en el colegio nacional, y con quien tengo en
suma la misma relación a lo lejos que con Funes.
Y el hombre me habla de a, b, y e, para concluir:
-Veamos, Durán: Usted comprende de sobra que no he
venido a verlo a esta hora para hablarle de pavadas, ¿no es
cierto?
-Me parece que sí -no pude menos que responderle.
-Es claro. Así, pues, me va a permitir una pregunta, una
sola. Todo lo que tenga de indiscreta, se lo explicaré ensegui
dcl. ¿Me permite?
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