Page 79 - Narraciones extraordinarias
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convertido para mí, desde hace tiempo, en una especie de ne­  bre  zapatero.  Hasta  ese  momento caminaba inclinando el
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 cesidad. Usted caminó, mirando el suelo, atendiendo con ex­  cuerpo, y repentinamente lo vi  erguirse. Est gesto me ha da­
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 presión de enojo a los hoyos del empedrado. Por lo que yo   do la certeza de que usted meditaba en la d1 muta figur de
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 deducía, pensando aún en las piedras, hasta que llegamos al   Chantilly. Y entonces fue cuando interrump1 sus pensam1 n­
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 Pasaje Lamartine que ha sido pavimentado con tarugos so­  tos, para observar que, en  fecto, Pºr se un suJeto d mas1a­
 brepuestos y remachados. Al entrar allí, su expresión se ilu­  do bajo de estatura, Chant1lly estana me1or en el Theatre des
 minó,  y  al  mirar  el  movimiento  de  sus  labios,  supe  que   Vmiétés.   . ,   ,   �
 pronunciaba la palabra estereotomía•, término que tan afec­  No mucho tiempo después de esta conversac1on, estab -
 tadamente se aplica a esa clase de pavimento. Yo sé que us­  mos revisando una edición de la tarde de la Gazette des Tn­
 ted no puede pronunciar para sí esta palabra sin pensar en los  bunaux,  cuando  llamaron  nuestra  atención  los  siguientes
 átomos, y por lo tanto en las teorías de Epicuro. Y conside­  párrafos:
 rando que, cuando discutíamos acerca de ese tema, le hice no­
 tar  de  qué  singular  manera  las  vagas  conjeturas de  aquel   "EXTRAÑOS  ASESINATOS. Esta  madrugada,  alrededor
 griego han hallado confirmación en la reciente cosmogonía  de las tres  los habitantes del Quartier Saint-Roch, fueron
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 nebular, comprendí que levantaría sus ojos hacia la gran ne­  despertad�s por una serie de espantosos gritos, que salían  el
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 bulosa de Orión. En efecto, ha mirado hacia arriba, y enton­  piso cuarto de una casa en 111e Morgue, la cual est ba hab1ta­
 ces he  tenido la certeza de haber seguido correctamente las   da  únicamente  por madame L'Espanaye  y su  h1Ja  Cam1lle
 etapas de su pensamiento. Ahora bien, en la diatriba que se   L'Espanaye. Al cabo de infructuosos intentos para poder en­
 publicó ayer  en el Musée, aludiendo al pobre Chantilly,  el   trar en la casa de modo normal, hubo que forzar la puerta de
 crítico hizo algunas ofensivas alusiones al cambio de nombre   entrada con u�a palanca de hierro, y entraron ocho o diez ve­
 del remendón al calzarse coturnos, y citó un verso latino del   cinos, acompañados de dos gendarmes. En aquel momento
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 que nosotros hem s hablado a menudo: Perdidit antu¡uum lit­  cesaron los gritos. Pero al llegar esas person s al  ellano d la
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 tera prima sonwn.  Yo le había dicho que esto se refería a la   escalera, oyeron dos o más voces que parecian disputar aira­
 palabra Orión, que primero fue Urión, y, por ciertas acalora­  damente, y procedían de la parte superior de la casa. Cuando
 das discusiones que sostuvimos por esa interpretación mía, he   subieron hasta  el segundo piso, los rumores cesaron y todo
 tenido la seguridad de que no la había olvidado. Por lo tanto   permaneció en absoluto silencio. Las  ers nas mencionadas
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 era lógico que no dejaría de asociar Orión con Chantilly. Que   recorrieron precipitadamente  las  hab1tac1ones,  y  al  entrar,
 asociaba lo he comprendido por la clase de sonrisa que ha pa­  por fin, en una vasta sala trasera del cuarto piso, cuya puerta
 sado por sus labios. Usted recordó aquella inmolación del po-  también tuvieron que forzar por estar cerrada con llave por
 •        dentro, se hallaron ante  un espectáculo que los sobrecogió de
 • Estereotomía: técnica para cortar madera o piedra. ( N. del E.)   asombro y horror.
 La antigua palabra perdió su primera letra. (N. del E.)
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