Page 76 - Narraciones extraordinarias
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do extraordinario mi interlocutor coincidía con mis medita al callejón donde estábamos ahora. Pero no alcanzaba a com
ciones. Un instante después me recobré, y mi asombro fue prender qué tenía que ver aquello con Chantilly.
En Dupin no cabía ni la menor partícula de charlatanería.
profundo-. Dupin -dije, gravemente-, esto excede a mi
comprensión ... Estoy perplejo, y apenas puedo dar crédito a -Voy a explicárselo -dijo -, y para que pueda recorrerlo to
lo que oí. ¿Cómo es posible que usted haya podido saber lo
do claramente, primero vamos a repasar en sentido inverso el
que yo estaba pensando? -Diciendo esto me interrumpí, pa
curso de sus meditaciones; desde este momento, hasta el del
ra asegurarme de que realmente él sabía en quién pensaba. choque con el vendedor de frutas. Los principales eslabones
-En Chantilly -contestó -. ¿por qué se ha interrum de la cadena se suceden así al revés: Chantilly, Orión, doctor
P!do? Usted pensaba que su diminuta figura lo inhabilita pa Nichols, Epicuro, Estereotonomía, las piedras de la calle, el
ra la tragedia. vendedor de frutas ...
Ese era, precisamente, el tema de mis reflexiones. Chan Pocas son las personas que, en algún momento de su vi
tilly es un ex zapatero remendón de la calle Saint Denis, que da, no se hayan entretenido recorriendo, en sentido inverso,
_
� e fascma con el teatro, y ha audicionado para el papel de Jer las etapas por las cuales han alcanzado determinadas conclu
siones de su inteligencia. Es una ocupación interesante, y el
Jes en la tragedia de Crebillón, pero sus esfuerzos no le han
hecho ganar más que las burlas de la gente. que por primera vez la prueba, se queda pasmado ante la apa
-Dígame, por Dios -exclamé-, ¿por qué método, si lo rente distancia ilimitada, y la incoherencia que dan la sensa
ción de mediar entre el punto de partida y la meta. Puede
hay, a logrado profundizar así en mi espíritu? -En verdad yo
me hallaba mucho más sorprendido de lo que hubiera queri suponerse cuál sería mi asombro al escuchar lo que decía mi
do confesar. amigo. Pero no pudimos reconocer que decía la verdad. Du
-�fa sido el vendedor de frutas -respondió mi ami pin continuó de este modo:
�
go . El lo indujo a usted a esa conclusión de que Chantilly -Si bien recuerdo, habíamos estado hablando sobre ca
�
no t1e e la estatura necesaria para Jerjes et id genus omne •. ballos en el momento en que salíamos de la calle C. .. Era el
-lEI vendedor de frutas? iMe confunde usted, Dupin! último tema que discutíamos. Cuando entramos en en esta ca
Yo no conozco a ninguno ... lle, un vendedor de frutas, con una canasta en la cabeza, pasó
� Sí, ese hombre con el que tropezamos hará unos quin rápidamente, y lo empujó a usted contra un montón de ado
ce mmutos. quines en un sitio donde la calzada está en reparación. Usted
puso el pie en uno de los adoquines sueltos, resbaló, se tor
Entonces recordé que, en efecto, un vendedor de frutas,
que llevaba en la cabeza una gran canasta de manzanas estu ció ligeramente un tobillo, y pareció malhumorado. Refun
fuñó algunas palabras, se volvió para mirar el montón de
vo a punto de derribarme cuando pasábamos de la caÚe C. ..
• adoquines, y luego siguió andando en silencio. No presté mu
Et id genus omne: ni para nadie de su especie. (N. del E). cha atención a lo que usted hacía, pero la observación se ha
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