Page 84 - Narraciones extraordinarias
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cer con una mezcla de ira y miedo. La voz no le pareció tan            un alemán. Sostiene que podría haber sido una voz de mujer.
           alta como áspera. En realidad no puede afirmar que fuera una           Él no entiende el idioma alemán.
           voz verdaderamente de timbre agudo. La voz grave decía re­                 "Cuatro de los testigos mencionados, al ser interrogados
           petidamente sacré, diable, y una vez reconoció las palabras            nuevamente, declararon que la puerta de la habitación en que
           monDieu.                                                               hallaron el cuerpo de la señorita L'Espanaye, estaba cerrada
              "fules Mignaud. Banquero de la casa Mi aud et Fils, me              por dentro cuando llegaron al lugar. Todo se encontraba en
                                                   gn
           Deloraine. Es el mayor de los Mignaud. Manifiesta que la               absoluto silencio; ni gemidos, ni ruidos de ninguna clase. Al
           señora L'Espanaye poseía cierto capital, y había abierto una           forzar la puerta no se vio a nadie. Las ventanas, tanto de la
           cuenta en su Banco ocho años atrás. Depositó con frecuen­              parte posterior como de la fachada, se hallaban aseguradas
          cia pequeñas cantidades. No retiró nada hasta tres días antes           por dentro con sus cerrojos. Una puerta de comunicación en­
           de su muerte. Entonces sacó personalmente la suma de cua­              tre las dos salas estaba igualmente cerrada , pero no con lla­
          tro mil francos. Dicha cantidad le fue entregada en oro, y se           ve.  La puerta  que  conducía  de  la habitación delantera al
          encargó a un dependiente que se la llevara a su casa.                   pasillo, tenía llave por dentro. Una salita del cuarto piso se
              ''Adolphe le Bon, dependiente del Banco Mignaud et Fils.            veía con la puerta entornada. En esta salita se amontonaban
          Declara que, hacia el mediodía, tres días antes de que ocu­             camas viejas, cofres, y otros objetos en desuso. Estos fueron
          rrieran los hechos, acompañó a madame L'Espanaye hasta su               cuidadosamente examinados. No quedó ni una pulgada, de
          domicilio, llevando los cuatro mil francos guardados en dos             ningún sitio de la casa, que no fuera registrado minuciosa­
          talegas. Cuando se abrió la puerta, se presentó mademoiselle            mente. Se mandó introducir deshollinadores por la chimenea,
          L'Espanaye, quien cogió una de las talegas, mientras la ancia­          por arriba y abajo. La casa consta de cuatro pisos con buhar­
          na lo aligeraba de la otra. Él se limitó a saludar y a marchar­         dillas. Una puertecita de escotilla en el techo, estaba firme­
          se. No vio a ninguna persona en la calle en esos momentos.              mente  clavada,  demostrando  no  haber  sido  utilizada  en
          La calle es muy solitaria.                                              muchos años. En cuanto al tiempo que transcurrió, entre que
              "William Bird, sastre. Atestigua que fue uno de los que             se oyeron las voces que disputaban y forzar la puerta, difie­
          entró en la casa. Es inglés y ha vivido en París dos años. Fue          ren las opiniones. Algunos lo reducen a tres minutos y otros
          de los primeros que subieron las escaleras. Percibió las voces          lo alargan a cinco. Costó mucho abrir dicha puerta.
          que disputaban. La voz gruesa era la de un francés. Pudo cap­               ''Alfonso Garcio, empresario de pompas fúnebres. Decla­
          tar algunas palabras, aunque ahora no puede recordarlas to­             ra que reside en la me Morgue, y es natural de España. Formó
          das. Oyó sacré y man Dieu. Durante un momento se produjo                parte del grupo que penetró en la casa, pero no subió las es­
          un rumor, como si pelearan varias personas, un ruido de riña            caleras. Es muy nervioso, y temió los efectos de las emocio­
          y forcejeo. La voz aguda resonaba más que la grave. Está se­            nes. Escuchó las voces que disputaban. La voz grave era la de
          guro de que no era la de un inglés. Le pareció más bien la de           un francés. No pudo distinguir lo que decía. La voz aguda per-

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