Page 265 - Narraciones extraordinarias
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de un asunto  oficial que le había dado mucho trabajo.   -Por fin, ¿cuál es el misterio? -insistí.
 -Si se trata de  un caso que requiere reflexión -obser­  -Pues voy a decírselo -replicó el Prefecto, al tiempo
 vó Dupin, sin encender la mecha de la lámpara-, es mejor   que lanzaba una gran bocanada de humo y se acomodaba
 examinarlo en la oscuridad.   en el sillón-. Puedo explicarlo brevemente, pero antes debo
 -He aquí una de sus raras ideas -dijo el Prefecto, para  advertirles que  el asunto requiere del máximo  secreto, es
 quien era raro  todo aquello que no comprendía, viviendo  más, si se supiera que lo he contado a terceros, perdería mi
 por consiguiente en un mundo lleno de "rarezas".   puesto.
 -Es muy cierto  -respondió Dupin, ofreciéndole  una  -Continúe -dije.
 silla y una pipa de agua.   -O no lo haga -agregó Dupin.

 -Y bien, ¿cuál es la dificultad? -pregunté-. Espero que   -Un alto  funcionario me ha comunicado  del robo de
 nada tenga que ver con asesinatos.   un documento de infinita importancia. Se sabe quien lo ha
 -Nada de eso. El asunto en realidad es muy sencillo, y  robado, pues lo han visto; y se sabe también que esta per­
 no  dudo que  con mis agentes podremos solucionarlo; de  sona aún lo mantiene en su poder.
 todas formas pensé que a Dupin podría interesarle, ya que  -¿Cómo lo saben? -preguntó Dupin.
 es un caso muy extraño.   -Lo sabemos por el carácter del documento, y por que
 -Extraño y sencillo -acotó Dupin.  ciertos hechos que  este mandaba no se han efectuado, es
 -Sí, es cierto, el problema es sencillo, pero de  todos  decir, que continúa en manos del ladrón.
 modos nos desconcierta.   -Sea un poco más claro -dije.
 -Quizás es la simplicidad del asunto lo que los condu-  -Pues bien, dicho documento confiere a su poseedor
 ce al error.   �   cierto  poder en cierto lugar, poder que  es inmensamente
 -¡Qué absl,lrdos dice usted! -exclamo entre risas el Pre­  valioso  -explicaba el Prefecto,  orgulloso  de  su  jerga di-
 fecto.    plomática.
 -Quizás el misterio  sea demasiado  sencillo  -agregó  -Sigo sin entender -dijo Dupin.
 Dupin.        -Trataré de ser más claro. La exhibición de este docu-
 -¡Oh, Dios mío! ¿Cómo se le pueden ocurrir esas ideas?   mento a una tercera persona, de la cual no puedo revelar el
 -Quizás sea demasiado evidente.  nombre, afectará el honor de alguien de muy alto  rango;
 -¡Oh, ja, ja, ja, ja! ¡Dupin, quiere usted hacerme mo-  así, el honor y tranquilidad de esta última queda a merced
 rir de risa! ¡Demasiado evidente! ¡Ja, ja!   del ladrón.


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