Page 256 - Narraciones extraordinarias
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ta se fatigó y dirigí la mirada hacia otros objetos de la cel en la insensibilidad, y luego, al recobrarme pude ver que
da. el péndulo no había avanzado mayormente; lo que me hizo
De pronto, un ruido llamó mi atención: enormes ratas comprobar que había seres demoniacos que controlaban la
atravesaban el suelo. Habían salido del pozo atraídas por vibración según mi propia ansiedad.
el olor de la carne. Me costó gran esfuerzo espantarlas. Saqué fuerza de mi agonía y estiré mi brazo izquierdo
� l paso de media hora, volví a mirar el techo y, con para alcanzar el resto de carne que las ratas me habían de
hornble sorpresa, comprobé que el péndulo había avanza jado. Mientras me lo llevaba a la boca, un pensamiento de
do casi un metro, y su velocidad era mucho mayor. Con alegría y esperanza cruzó mi mente. Se mantuvo muy poco
horror percibí también que su extremo tenía la forma de tiempo en mi cabeza, pues mi espíritu estaba tan debilita
una media luna de brillante acero. Su filo se asemejaba a do que yo no era más que un idiota; sin embargo, con gran
una navaja barbera. esfuerzo, intenté mantener esta idea.
No existía duda ya del terrible destino que me habían El péndulo había sido dispuesto en ángulo recto con
preparado. Los inquisidores notaron que yo había descu mi cuerpo, de manera que su filo atravesara directamente
bierto el pozo y su tortura gracias a una accidental caída. mi corazón. Primero rasgaría la tela de mi vestido, una y
Como no estaba previsto arrojarme directamente al abis otra vez, lentamente, hasta llegar a su verdadera meta; pero,
mo, ide ron pues una muerte aún más especial y dulce para durante algunos minutos, lo único que podía hacer era ras
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un hereJe como yo. ¡Más dulce! En mi aflicción casi son gar mi traje. Detuve mi pensamiento unos instantes. No
reí al notar el uso que hice de esta palabra. me atrevía a ir más lejos con mi reflexión. Me concentré
¿De qué sirve explicar las largas horas de agonía que en ella corno si de esta manera pudiera detener el cuchillo.
, Mi imaginación me llevó a imaginar el sonido que produ
pase contando las aterradores oscilaciones del acero? Cen
tímetro a centímetro descendía lentamente, cada vez más ciría su contacto con mi vestido, y luego con mis nervios ...
abajo, ¡cada vez más abajo! Aterrado, me detuve.
Pasaron tal vez varios días antes de que pudiera �tir Cada vez más abajo, más abajo, más abajo. Me produ
el aire acre del péndulo que se balanceaba sobre mí. Ro cía un extraño placer calcular el tiempo que el péndulo
gué al cielo que lo hiciera descender lo más rápido posi demoraba en bajar, en comparación con la demora de la
ble, pues me estaba volviendo loco, frenético. Al final, caí oscilación lateral. Hacia la izquierda, hacia la derecha, iz
en una gran calma, sonriendo ante esta muerte como si quierda, derecha, con un silbido aterrador. Yo reía y aulla
fuera un juguete maravilloso. Me mantuve un momento ba según lo que sintiera en cada momento.
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