Page 226 - Narraciones extraordinarias
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-No hay dolor ... me estoy muriendo -respondió con                 mos familiarizados con los horrores de la muerte, el as­
            rapidez pero casi sin volumen.                                         pecto de Valdemar era tan espantoso, que todos nos apar­
                Consideré que no era conveniente molestarlo más por                tamos de la cama.
            ahora,  y decidí dejarlo tranquilo hasta que el doctor F ...               Sé que he llegado a un punto en el relato que los lecto­
            llegara en la madrugada. Quien, al llegar un poco antes de             res dudaran de la veracidad de mi historia, sin embargo es
            la salida del sol, se mostró sorprendido con el estado del             mi deber seguir adelante.
            paciente y me rogó que volviera a hablarle. Entonces dije:                 Ya se habían acabado todos los signos vitales en el
               -Señor Valdemar, ¿sigue usted dormido?                              señor Valdemar,  por lo que convencidos  de que estaba
               Igual que la experiencia anterior, demoró unos minu­                muerto lo dejamos a cargo de los criados, cuando observa­
           tos en dar respuesta, tiempo en que parecía reunir fuerza               mos un fuerte movimiento vibratorio en su lengua,  que
           para hablar. A la cuarta repetición de la pregunta contestó,            duró alrededor de un minuto. Una vez que esto hubo aca­
           cada vez más bajo:                                                      bado, salió de sus abiertas y rígidas mandíbulas una voz
               -Sí, todavía duermo ... me estoy muriendo.                          que sería absurdo tratar de describir. Tal vez existen cier­
               Entonces los médicos pidieron que se lo dejase des­                 tas características que me ayudarían a definirla. En primer
           cansar en aquella posición que parecía tranquila hasta que              lugar, aquel sonido era áspero y hueco, pero su conjunto
           llegase su hora, la cual, según la opinión experta, no debe­            es indescriptible por la sencilla razón de que el oído hu­
           ría tardar más de algunos minutos. Sin embargo, quise ha­               mano jamás ha sido herido con un algo semejante. En se­
           blarle una vez más y repetí la pregunta, que contestó de                gundo  lugar,  existían  dos  peculiaridades  que  podrían
           igual forma.                                                            adjudicárseles a la entonación: la voz parecían venir desde
               Mientras hablaba,  se produjo un notable cambio en el               muy lejos, como de una profunda caverna; y la sensación
           aspecto del durmiente: los ojos giraron y se abrieron lenta­            que producía era como la que las sustancias gelatinosas o
          mente, las pupilas desaparecieron hacia arrig,a-a piel tomó              viscosas producen al tacto.
          un color cadavérico, y las manchas circulares de la fiebre                   He hablado de sonido y voz, y debo agregar que, aun­
          hética que tenía en medio de la cara desaparecieron repen­               que sobrehumanos y espeluznantes, eran de sorprendente
          tinamente, tanto que recordé una vela que se apaga de un                 claridad. El señor Valdemar habló entonces, habló en res­
          soplo. El labio superior se retorció sobre los dientes, y la             puesta a la pregunta que yo le había hecho.
          mandíbula inferior cayó de pronto dejando ver la lengua,                     -Sí, he estado durmiendo ... pero ahora ... , ahora ... es­
          hinchada y negra. Aún cuando todos los presentes estába-                 toy muerto.


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