Page 146 - Narraciones extraordinarias
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-¡ Y todo esto viene del escarabajo de oro! ¡Del bonito cientas diez esmeraldas hermosísimas, veintiún zafiros y
escarabajo de oro! ¡De aquel pobrecito escarabajo que yo un ópalo. Todas aquellas piedras habían sido arrancadas
injurié! ¡Debería darte vergüenza, negro estúpido! de sus monturas y arrojadas en desorden al interior del
La hora avanzaba y era necesario llevar nuestro botín cofre. En cuanto a las monturas mismas, que clasificamos
a casa antes de que desplegara el día. Nos demoramos un aparte del otro oro, parecían haber sido machacadas a
buen rato en discernir la manera cómo trasladaríamos aquel martillazos para evitar cualquier identificación. Además
tesoro; finalmente, vaciamos dos tercios del tesoro en far de todo esto, aún quedaba una gran cantidad de adornos de
dos, y volvimos a desenterrar el cofre que también lleva oro macizo: alrededor de doscientos anillos y pendientes,
ríamos con nosotros. Partimos, sin siquiera tomamos la treinta cadenas de reloj, noventa y tres grandes y pesados
molestia de rellenar la fosa. crucifijos, cinco incensarios de oro de gran valía, una gi
Al llegar nos encontrábamos completamente destro gantesca ponchera de oro, adornada con hojas de parra y
zados, pero la intensa excitación de aquel momento nos figuras de bacantes; dos empuñaduras de espada exquisi
impidió conciliar el sueño. Casi al alba nos levantamos tamente repujadas, y otra gran cantidad de objetos peque
para examinar nuestro tesoro. ños que no logro recordar. Todo era de hora macizo y pe
El cofre estaba lleno hasta los bordes y nos tomó todo saba unas trescientas cincuenta libras. ¡Ah! Olvidaba ciento
el día y parte de la noche siguiente examinar su contenido; noventa y siete relojes de oro, de los cuales al menos tres
pues todo había sido amontonado allí sin ningún orden, en valdrían cada uno quinientos dólares. Muchos eran
absoluta confusión. Una vez que lo hubimos clasificado, viejísimos y no tenían valor como tales; pero estaban rica
calculamos que nos encontrábamos ante una fortuna que mente adornados de pedrerías, las que sí valían muchísi
superaba todas nuestra suposiciones. Había alrededor de mo. Finalmente, evaluamos el contenido total en poco más
cuatrocientos cincuenta mil dólares en monedas antiguas; de medio millón de dólares, estimación que se incrementó
todas de oro y de variadas procedencias: francesas, espa más tarde, luego de la tasación de las joyas; habíamos sido
ñolas y alemanas, además de algunas guineas inglesas y muy modestos ...
varias de modelos desconocidos, tan desgastados, que no Una vez que terminamos nuestro examen y calmamos
pudimos descifrar. No se encontraba ni una sola moneda nuestra excitación, Legrand, que me veía morir de impa
americana. La valoración de las joyas presentó muchas más ciencia por conocer el secreto de dicho hallazgo, me lo
dificultades. Había cien diamantes, algunos muy finos y explicó todo con detalle:
de gran tamaño; dieciocho rubíes de un notable brillo, tres- -Recordará usted -dijo- la noche en que para que se
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