Page 149 - Narraciones extraordinarias
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hiciera u a idea_  el escarabajo, dibujé un tosco croquis.   calavera hubiera estado allí, la habría visto de todas mane­
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 Recordara tambien que me  molestó mucho su insistencia   ras. Existía, pues, un misterio que resolver. Entonces, me
 en afirmar que mi dibujo parecía una calavera. Como me  levanté, guardé el pergamino, y concentré todas las ener­
 irritó mucho su  burla, pues yo me  consideraba un buen   gías de mi cerebro y de mi voluntad para avocadas, cuan­
 artista, me dispuse a arrojar al fuego el trozo de pergami­  do estuviera solo, en el estudio de  aquel enigma que de­
 no.       seaba aclarar.
 -Se refiere  usted al trozo de papel -dije.  En cuanto se marchó usted, y Júpiter estuvo profunda­
 -No; aquello tenía el aspecto de papel, y al principio  mente dormido, me dediqué a un examen más metódico
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 yo t mbien ere que lo era; pero, cuando quise dibujar so­  de la cuestión. En primer lugar, quise comprender de qué
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 bre el,_ d scubn enseguida que era un trozo de pergamino   modo aquel pergamino estaba en mi poder. Habíamos en­
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 muy  lleJ y bastante sucio; cuando me disponía a arrugar­  contrado el escarabajo en la costa del continente,  a  una
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 lo, illlS OJOS se fijaron en el esbozo que usted había exami­  milla al este de  la isla, cerca del nivel de  la marea alta.
 na o, Y se podrá imaginar mi asombro al percibir realmente  Cuando lo quise tomar me mordió fuertemente, por lo que
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 la figur d  una c lavera en el sitio mismo donde yo creía   lo arrojé al suelo. Júpiter, con su acostumbrada prudencia,
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 haber dibujar  el  msecto. Permanecí atónito por  algunos   buscó alrededor algo con qué tomarlo, cuando sus ojos tro­
 segundos, y luego, cuando pude pensar con más tranquili­  pezaron con un trozo de  pergamino semienterrado en la
 dad, noté que existía cierta similitud en el contorno de los   arena. Cerca del mismo lugar, vi los restos del casco de un
 dibujos.   gran barco náufrago,  que  ya había visto otras veces,  así
 Co la luz de  una vela procedí a examinar el dibujo  que suponía se encontraba hace muchos años en ese lugar.
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 mas cu!dadosamente. A_I darlo vuelta, vi el bosquejo que   Júpiter recogió, pues, el pergamino, envolvió en él al
 yo habia trazado con mi propio lápiz, y sorprendido noté   insecto  y me  lo entregó. Luego retomamos  el  camino  a
 que por una singular coincidencia los contornos de ambos   casa y encontramos al teniente  G., quien, al enseñarle  el
 dibujos se ajustab n a la perfección. Traté de comprender  insecto, me rogó que se lo prestase para llevarlo al fuerte.
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 lo que habia sucedido: Comencé a recordar de una manera   Accedí a su petición, y como él no tuvo problemas para
 cl ra Y positiva_ que  o había ningún dibujo sobre el perga­  tomar al escarabajo directamente con sus manos, sin dar­
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 mmo cuando hice m1 esbozo del escarabajo. Tuve la abso­  me cuente debí haber guardado el pergamino en mi bolsi­
 luta certeza de ello, pues me acordé de haberle dado vuel­  llo.
 tas a un lado y a otro buscando el sitio más limpio ... Si la   Recordará usted que cuando pretendí hacerle el dibu-


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