Page 135 - Narraciones extraordinarias
P. 135
eso no he querido cogerlo con mis dedos; pero he buscado Esa carta me 11enó de inquietud. Legrand no solía es
un trozo de papel para empaquetarlo. Lo envolví en un cribir de esa manera. ¿Qué le pasaría? ¿Qué nueva locura
trozo de papel con otro pedacito en la boca; así lo hice. cruzaba su mente? ¿Qué asunto de "alta importancia" ten
-¿ Y tú realmente crees que tu amo ha sido picado por dría él que resolver? Sin vacilar, me decidí a seguir a Júpiter.
el escarabajo, y que esa picadura le ha puesto enfermo? Al llegar al muelle, noté que en el fondo del barco en
-No lo creo, lo sé. ¿Por qué está siempre soñando con que íbamos a navegar, había una guadaña y tres azadones
oro, sino porque le ha picado el escarabajo de oro? Ya he totalmente nuevos. Extrañado, interrogué a Júpiter, quien
oído hablar de esos escarabajos de oro. me explicó que su amo se los había encargado, y que te
-Pero ¿cómo sabes que sueña con oro? mía que todo este capricho también fuese inspirado por el
-¿Cómo lo sé? Porque habla de ello hasta durmiendo; asunto del escarabajo.
por eso lo sé. El barco desplegó sus velas y una fuerte brisa nos
-Bueno, quizá tengas razón, pero ¿a qué se debe el empujó rápidamente al fuerte Moultrie. Luego de caminar
honor de tu visita? ¿Me traes algún mensaje de míster dos o tres mi11as, 11egamos a la cabaña; eran alrededor de
Legrand? las tres de la tarde. Legrand nos esperaba con impaciencia.
Y Júpiter me entregó una esquela que decía lo siguiente:· Tomó mi mano con una nerviosa cordialidad que me alar
mó, aumentando mis recientes sospechas. El brillo sobre
"Querido amigo: ¿Por qué no lo he visto hace tanto tiem natural de sus ojos resaltaba la palidez cadavérica de su
po? Espero que usted no haya cometido la tontera de ha rostro. Después de preguntar por su salud, quise saber si el
berse ofendido por mi súbita brusquedad. Desde aquel día, teniente G. le había devuelto el escarabajo.
he tenido un gran motivo de inquietud. Tengo algo que -¡ Oh, sí! -replicó, poniéndose muy colorado-. Por
decirle; pero aún no sé cómo hacerlo. No estoy muy bien, nada del mundo me separaría de él. ¿Sabe usted que Júpiter
y el pobre viejo Júpiter me aburre de un modo insoporta tenía razón al decir que era un escarabajo de oro? -Y agre
ble con sus buenas intenciones y cuidados. No he añadido gó muy seriamente-: Ese escarabajo me devolverá mi for
nada a mi colección desde que no nos vemos. Si usted pue tuna, ¿es extraño, entonces, que lo aprecie tanto? Si la for
de, venga con Júpiter. Venga. Deseo verle esta noche para tuna me hace este regalo, no tengo más que usarlo correc
un asunto de importancia. Le aseguro que es de la más alta tamente hasta 11egar al oro del que es indicio. ¡Júpiter, trae
importancia. ese escarabajo!
Siempre suyo, William Legrand." -¡El escarabajo! ¡Jamás! No quiero tener problemas
132 133