Page 42 - Hamlet
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Escena VI




                  CLAUDIO, GERTRUDIS y POLONIO




                       POLONIO.- Este asunto se ha concluido muy bien. Mi Soberano y vos, señora, explicar
                  lo que es la dignidad de un Monarca, las obligaciones del vasallo y porque el día es día,
                  noche la noche, y tiempo el tiempo; sería gastar inútilmente el día, la noche y el tiempo.
                  Así, pues, como quiera que la brevedad es el alma del talento, y que nada hay más enfadoso
                  que los rodeos y perífrasis... Seré muy breve. Vuestro noble hijo está loco; y le llamo loco,
                  porque (si en rigor se examina) ¿qué otra cosa es la locura, sino estar uno enteramente
                  loco? Pero, dejando esto aparte...

                       GERTRUDIS.- Al caso, Polonio, al caso y menos artificios.

                       POLONIO.- Yo os prometo, señora, que no me valgo de artificio alguno. Es cierto que
                  él está loco. Es cierto que es lástima y es lástima que sea cierto; pero dejemos a un lado esta
                  pueril antítesis, que no quiero usar de artificios. Convengamos, pues, en que está loco, y
                  ahora falta descubrir la causa de este efecto, o por mejor decir, la causa de este defecto,
                  porque este efecto defectuoso, nace de una causa, y así resta considerar lo restante. Yo
                  tengo una hija... La tengo mientras es mía, que en prueba de su respeto y sumisión... Notad
                  lo que os digo... Me ha entregado esta carta. Ahora, resumid los hechos y sacaréis la
                  consecuencia. Al ídolo celestial de mi alma: a la sin par Ofelia... Esta es una alta frase...
                  ¡Una falta de frase, sin par! Es una falta de frase, pero, oíd lo demás. Estas letras,
                  destinadas a que su blanco y hermoso pecho las guarde: éstas...

                       GERTRUDIS.- ¿Y esa carta se la ha enviado Hamlet?

                       POLONIO.- Bueno, ¡por cierto! Esperad un poco, seré muy fiel.

                                                  Duda que son de fuego las estrellas,
                   duda si al sol hoy movimiento falta,
                   duda lo cierto, admite lo dudoso;
                   pero no dudes de mi amor las ansias.

                       Estos versos aumentan mi dolor, querida Ofelia; ni sé tampoco expresar mis penas con
                  arte; pero cree que te amo en extremo posible. Adiós. Tuyo siempre, mi adorada niña,
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