Page 46 - Hamlet
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Escena VIII




                  HAMLET, RICARDO, GUILLERMO




                       RICARDO.- Buenos días, señor.

                       GUILLERMO.- Dios guarde a vuestra Alteza.

                       RICARDO.- Mi venerado Príncipe.

                       HAMLET.- ¡Oh! Buenos amigos. ¿Cómo va? ¡Guillermo, Ricardo, guapos mozos!
                  ¿Cómo va? ¿Qué se hace de bueno?

                       RICARDO.- Nada, señor; pasamos una vida muy indiferente.

                       GUILLERMO.- Nos creemos felices en no ser demasiado felices. No, no servimos de
                  airón al tocado de la fortuna.

                       HAMLET.- ¿Ni de suelas a su calzado?

                       RICARDO.- Ni uno ni otro.

                       HAMLET.- En tal caso estaréis colocados hacia su cintura: allí es el centro de los
                  favores.

                       GUILLERMO.- Cierto, como privados suyos.

                       HAMLET.- Pues allí en lo más oculto... ¡Ah! Decís bien, ella es una prostituta... ¿Qué
                  hay de nuevo?

                       RICARDO.- Nada, sino que ya los hombres van siendo buenos.

                       HAMLET.- Señal que el día del juicio va a venir pronto. Pero vuestras noticias no son
                  ciertas... Permitid que os pregunte más particularmente. ¿Por qué delitos os ha traído aquí
                  vuestra mala suerte, a vivir en prisión?
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