Page 286 - Hamlet
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POLONIO.- Sí, esas son redes para coger codornices. Yo sé muy bien, cuando la sangre
hierve, con cuanta prodigalidad presta el alma juramentos a la lengua; pero son relámpagos,
hija mía, que dan más luz que calor; estos y aquellos se apagan pronto y no debes tomarlos
por fuego verdadero, ni aun en el instante mismo en que parece que sus promesas van a
efectuarse. De hoy en adelante cuida de ser más avara de tu presencia virginal; pon tu
conversación a precio más alto, y no a la primera insinuación admitas coloquios. Por lo que
toca al Príncipe, debes creer de él solamente que es un joven, y que si una vez afloja las
riendas pasará más allá de lo que tú le puedes permitir. En suma, Ofelia, no creas sus
palabras que son fementidas, ni es verdadero el color que aparentan; son intercesoras de
profanos deseos, y si parecen sagrados y piadosos votos, es sólo para engañar mejor. Por
último, te digo claramente, que desde hoy no quiero que pierdas los momentos ociosos en
hablar, ni mantener conversación con el Príncipe. Cuidado con hacerlo así: yo te lo mando.
Vete a tu aposento.
OFELIA.- Así lo haré, señor.
Escena X
HAMLET, HORACIO, MARCELO
Explanada delante del Palacio. Noche oscura.
HAMLET.- El aire es frío y sutil en demasía.
HORACIO.- En efecto, es agudo y penetrante.
HAMLET.- ¿Qué hora es ya?
HORACIO.- Me parece que aún no son las doce.
MARCELO.- No, ya han dado.
HORACIO.- No las he oído. Pues en tal caso ya está cerca el tiempo en que el muerto
suele pasearse. Pero, ¿qué significa este ruido, señor?