Page 100 - Hamlet
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CLAUDIO, GERTRUDIS, UN CABALLERO
CLAUDIO.- ¿En dónde está mi guardia?... Acudid, defended las puertas... ¿Qué es esto?
CABALLERO.- Huid, señor. El océano, sobrepujando sus términos, no traga las
llanuras con ímpetu más espantoso que el que manifiesta el joven Laertes, ciego de furor;
venciendo la resistencia que le oponen vuestros soldados. El vulgo le apellida Señor, y
como si ahora comenzase a existir el mundo; la antigüedad y la costumbre (apoyo y
seguridad de todo buen gobierno) se olvidan y se desconocen. Gritan por todas partes:
nosotros elegimos por Rey a Laertes. Los sombreros arrojados al aire, las manos y las
lenguas le aplauden, llegando a las nubes la voz general que repite: Laertes será nuestro
Rey, viva Laertes.
GERTRUDIS.- ¡Con qué alegría sigue, ladrando, esa trahilla pérfida el rastro mal seguro
en que va a perderse!
CLAUDIO.- Ya han roto las puertas.
Escena XVI
LAERTES, CLAUDIO, GERTRUDIS, SOLDADOS y PUEBLO
LAERTES.- ¿En dónde está el Rey? Vosotros, quedaos todos afuera.
VOCES.- No, entremos.
LAERTES.- Yo os pido que me dejéis.
VOCES.- Bien, bien está.