Page 96 - Hamlet
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HORACIO.- Ella insta por veros. Está loca, es verdad; pero eso mismo debe excitar
vuestra compasión.
GERTRUDIS.- ¿Y qué pretende? ¿Qué dice?
HORACIO.- Habla mucho de su padre; dice que continuamente oye que el mundo está
lleno de maldad; solloza, se lastima el pecho, y airada trastorna con el pie cuanto al pasar
encuentra. Profiere razones equívocas en que apenas se halla sentido; pero la misma
extravagancia de ellas mueve a los que las oyen a retenerlas, examinando el fin conque las
dice, y dando a sus palabras una combinación arbitraria, según la idea de cada uno. Al
observar sus miradas, sus movimientos de cabeza, su gesticulación expresiva, llegan a creer
que puede haber en ella algún asomo de razón; pero nada hay de cierto, sino que se halla en
el estado más infeliz.
GERTRUDIS.- Será bien hablarla: antes que mi repulsa, esparza conjeturas fatales, en
aquellos ánimos que todo lo interpretan siniestramente. Hazla venir. El más frívolo acaso
parece a mi dañada conciencia presagio de algún grave desastre. Propia es de la culpa esta
desconfianza. Tan lleno está siempre de recelos el delincuente, que el temor de ser
descubierto, hace tal vez que él mismo se descubra.
Escena XII
GERTRUDIS, OFELIA, HORACIO
OFELIA.- ¿En dónde está la hermosa Reina de Dinamarca?
GERTRUDIS.- ¿Cómo va, Ofelia?
OFELIA.- ¿Cómo al amante
que fiel te sirva,
de otro cualquiera
distinguiría?
Por las veneras
de su esclavina,
bordón, sombrero
con plumas rizas,