Page 94 - Romeo y Julieta
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Vv'ILL!AM SHAKESPEARF                                                        ROMEO Y JULlETA



                                                                                 desgraciadamente aquí  pasó.  Teobaldo mató a vuestro
                  Romeo: Viene vivo y triunfante, ¡y Mercucio ha muerto!
                                                                                 pariente, el fuerte Mercucio, y el joven Romeo mató a
                  ¡Que la  cordura me abandone y que sólo la ira guíe mi
                   �
                 b azo! Teobaldo, te devuelvo ese mote de "infame" que me        Teobaldo, que aquí yace.
                 diste, porque el alma de Mercucio está todavía muy cerca
                                                                                 Sra. de Capuleto: ¡Ah Teobaldo! ¡Ah mi sobrino, hijo de mi
                 nuestro llamando a la tuya. Tú, o yo, o ambos, tendremos
                 forzosamente que seguirle.                                      hermano! ¡Oh, Príncipe! ¡Ay, esposo! ¡Han asesinado a mi
                                                                                 amado sobrino! Príncipe, si sois justo, haced que la sangre
                                                                                 de Montesco caiga sobre nuestra sangre derramada. ¡Ay, mi
                 Teobaldo: ¡Pues vete a acompañarle tú, pobre necio, ya que
                 aquí le acompañabas siempre!
                                                                                 sobrino! ¡mi pobre sobrino!
                                                                                 Príncipe: Dime, Benvolio: ¿quién comenzó esta pelea mortal?
                 Romeo: Mi espada lo decidirá. (Se baten. Teobaldo cae herido).
                                                                                 Benvolio: Teobaldo, que aquí yace y que murió a manos de
                 Benvolio: ¡Huye, Romeo, pronto! La gente acude y Teobaldo
                                                                                 Romeo. En vano intentó, con nobles palabras, convencerle
                 ha muerto.  ¡No te quedes así! Si te agarran, el Príncipe te
                 condenará a muerte. ¡Pronto, huye, huye!
                                                                                 en vuestro nombre que no se batiera. Y aunque lo hizo con
                Romeo: ¡Dios, soy juguete del destino!                           palabras corteses y gestos amables no pudo calmar la violenta
                Benvolio: ¡Huye!                                                 ira de Teobaldo.  Este, desoyendo a Romeo, acometió con

                (Sale Romeo.  Entra gente).                                      el acero desnudo al valiente Mercucio, el cual, enardecido
                                                                                 a su vez replicó con su espada y detuvo con su daga una
                Ciudadano 1 º: ¿Hacia dónde escapó Teobaldo, el asesino
                                                                                 estocada mortal. Ambos se baten mientras Romeo grita:
                de Mercucio? ¿Hacia dónde ha escapado?
                                                                                 "¡Basta, amigos, basta!"  y se interpone entre los dos con
                Benvolio: Teobaldo ha muerto. Allí.
                                                                                 su rápida espada. Pero de súbito, y por debajo de su brazo,
                Ciudadano 1 º: Seguidme, entonces. Daos preso en nombre          Teobaldo lanza una estocada traidora que le quita la vida
                del Príncipe.                                                    al valiente Mercucio. Huye,  entonces, a toda prisa, pero

                                                                                 luego vuelve y enfrenta a Romeo, cuya cólera estalla. Ambos
                (Entran el Príncipe  y su séquito; Montesco, Capuleto, sus esposas
               y varios ciudadanos).                                             se baten como rayos, y antes de que yo pueda detenerles
                                                                                 con mi espada, Teobaldo cae herido de muerte. Entonces,
               Príncipe: ¿Dónde están los culpables de esta reyerta?
                                                                                 Romeo huye. Esta es la pura y santa verdad, ¡por mi vida!
               Benvolio: Ilustre príncipe: yo puedo contaros todo lo que
                                                                                 Sra. de Capuleto: Ese es un Montesco, y el ser de la familia


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