Page 91 - Romeo y Julieta
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¿Quién, sino tú, pelearía por ello? Tienes la cabeza llena de más retirado, donde podamos satisfacer nuestros agravios,
riñas como un huevo lo está de yema, aunque a ti te la han 0 si no, retirémonos. Todos nos están mirando.
vaciado a punta de golpes. Peleas con el que casualmente Mercucio: ¡Que lo hagan! Para eso tienen ojos. No me voy
despierte a tu perro al pasar por la calle. ¿No reñiste una de aquí por darle gusto a nadie.
vez con un sastre porque estrenó su ropa nueva antes de Teobaldo: No eres tú quien me ha ofendido. Aquí viene
Pascua de Resmrección? ¿ Y con otro porque ató sus zapatos mi doncel, el que buscábamos.
nuevos con cordones viejos? ¡Y pretendes que tu actitud no
me parezca mal! (Entra Romeo).
Benvolio: Si yo fuera tan prudente como tú, ¿quién me Mercucio: ¡Que me maten si lleva los colores de tu escudo
aseguraría más de un cuarto de hora de vida ... ? ¡Mira, aquí familiar! Aunque de fijo él te seguirá al campo, y por eso le
vienen los Capuleto! llamas "mi doncel".
Mercucio: ¡Y qué me importa, vive Dios! Teobaldo: Romeo, puedo expresar en sólo una palabra el
(Entran Teobaldo y otros). odio que te tengo: ¡infame!
Teobaldo: No os apartéis de mí, pues a uno de ellos debo Romeo: Teobaldo, sólo las razones que tengo para estimarte
pueden hacerme perdonar tu grosero saludo. Jamás he sido
decirle dos palabras. ¡Buenas tardes, caballeros! Deseo hablar infame. Tú no me conoces. Adiós.
con uno de vosotros.
Mercucio: ¿Sólo hablar con uno de nosotros? ¡Más valiera que Teobaldo: Mozuelo, tu explicación no te excusa de haberme
ofendido. ¡Vamos, desenvaina!
quisiérais hacer algo más, como dar un golpe, por ejemplo!
Teobaldo: No dejaré de darlo si me dáis motivo. Romeo: Jamás te he ofendido. Por el contrario, ya verás
que tengo motivos para apreciarte. Vete en paz, buen Ca
Mercucio: ¿Y no encontraréis un motivo sin que os lo den?
puleto, apellido que estimo tanto como el mío, y date por
Teobaldo: Mercucio, tú estás acorde con Romeo. desagraviado.
Mercucio: ¡Acorde! ¿Qué nos tomáis por músicos? Pues Mercucio: ¡Qué deshonrosa y vil cobardía! El acero acabará
entonces nos váis a oír desafinar. ¡Yo sacaré mi arco de violín con ella. (Desenvaina). ¡En guardia, Teobaldo, cazador de
y ya verás cómo bailas! ¡Válgame Dios, y a qué buen compás! ratas!
Benvolio: Aquí hay mucha gente. Vayámonos a un lugar Teobaldo: ¿Yo? ¿Qué quieres de mí?
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