Page 51 - Historia de una gaviota y del gato que le enseño a volar - 6° - Septiembre
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patas y los gatos tienen cuatro. Tienes plumas y los gatos tienen pelo.
¿Y el rabo? ¿Eh? ¿Dónde tienes el rabo? Estás tan loca como el gato
ese que se pasa la vida leyendo y maullando ¡terrible!, ¡terrible!
¡Pajarraco idiota! ¿Y quieres saber por qué te miman tus amigos?
Porque esperan a que engordes para darse un gran festín contigo. ¡Te
comerán con plumas y todo! —chilló el chimpancé.
Aquella tarde los gatos se extrañaron de que la gaviota no
acudiera a comer su plato favorito: los calamares que Secretario
escamoteaba de la cocina del restaurante.
Muy preocupados la buscaron, y fue Zorbas el que la encontró,
encogida y triste entre los animales disecados.
—¿No tienes hambre, Afortunada? Hay calamares —indicó Zorbas.
La gaviota no abrió el pico.
—¿Te sientes mal? —insistió Zorbas preocupado—. ¿Estás
enferma?
—¿Quieres que coma para que engorde? —preguntó sin mirarlo.
—Para que crezcas sana y fuerte.
—Y cuando esté gorda, ¿invitarás a las ratas a comerme? —
graznó con los ojos llenos de lágrimas.
—¿De dónde sacas esas tonterías? —maulló enérgico Zorbas.
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