Page 18 - Terror en el sexto B - Mayo - 6to Básico
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—No —dijo Porki, con un hilo de voz—. Les dejo estos minutos libres.
               —Y de tarea, ¿qué hay que hacer? —dijo el sapo del Botero.
               —No homework for tomorrow. Time is over —fueron las últimas palabras que le alcancé a
            oír.
               Hasta  mi  escondite  llegaron  los  gritos  de  alegría.  A  nadie  en  Sexto  "B"  le  preocupó  el
            extraño  comportamiento  del  profesor  Porki.  Sólo  el  esqueleto  y  yo  lo  sentimos  pasar  por
            nuestra puerta, arrastrando sus zapatos viejos. Cuando los pasos se perdieron, me atreví a
            salir del depósito y aproveché el desorden general para colarme en el salón como si nada.
            Adentro  había  una  fiesta  completa,  con  guerra  de  tiza  incluida,  para  celebrar  semejante
            acontecimiento. Era la primera vez en la historia del colegio que el profesor Porki regalaba
            tiempo de su clase y no dejaba tarea.
               Mis amigos me lo contaron maravillados y yo casi ni los oí. No me atreví a comentar mi
            última hazaña con nadie. Tenía clavada la mirada aterrorizada de Porki y su voz temblorosa,
            cuando vio que el esqueleto le decía adiós con la mano. Disimuladamente traté de averiguar
            por él en otros salones y me dijeron que no habían tenido clase de inglés, porque el profesor
            estaba "indispuesto". Desde ese momento, empecé a sospechar que se me había ido la mano»
            Durante el resto del día casi no abrí la boca ni me hice el chistoso en ninguna ciase. Por la
            noche tuve pesadillas y me desperté temblando de fiebre. Mi mamá me dijo que debía ser un
            virus  y  que  mejor  me  quedara  en  la  casa.  Yo,  por  primera  vez  en  mi  vida  de  colegio, me
            levanté  enfermo  y  fui  el  primero  en  llegar  al  salón.  Necesitaba  ver  a  Porki  sentado  en  el
            escritorio, con su libreta abierta, como cualquier día. Es más: necesitaba ganarme otro cero en
            el tablero. Con eso quedaba tranquilo.
               Pero no fue así. Pasó el viernes y volvió el lunes y Porki no fue al colegio. En la mañana del

            martes, el rector nos hizo formar en el patio, desde kinder hasta Undécimo. Tenía una cara
            larguísima y yo presentí lo que iba a decirnos:
               —Los reuní hoy a todos, para darles una noticia muy triste. El profesor Quiroga está en el
            hospital. El caso es grave. A menos que suceda un milagro... —dijo, con un tono terrible, de
            sesión solemne. Y siguió diciendo un montón de palabras que yo ya no oí. Desde entonces
            sólo espero que suceda un milagro y que Porki entre por esta puerta de Sexto "B", como si
            nada.
               Dicen los chismes que él ya no vuelve y que el próximo lunes llega una nueva profesora a
            reemplazarlo. He oído también que estaba muy enfermo desde  hacía tiempos, pero que no
            había  querido  decírselo  a  nadie,  para  que  no  le  tuvieran  lástima  ni  le  pusieran
            condecoraciones.  Supongo  que  la  gente  dice  esas  cosas  simplemente  por  opinar  y  porque
            todavía nadie sabe qué fue lo que realmente sucedió. Ustedes, que llegaron al final de esta
            historia, son los primeros en saberlo.
               Si por casualidad saben dónde está Porki, cuéntenle todo. Díganle que era sólo una broma
            pesada. Que no es para tanto... Que no me haga esto.
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