Page 88 - Trece Casos Misteriosos
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luz sobre su cabeza, se acomodó aún más sobre su                       -Llevo treinta años al servicio de don Pablo.
         bolsa de trapos y, sin importarle la lluvia, siguió                    -Por eso mismo tiene que ayudar. Haga me-
         durmiendo.                                                           moria de cada uno de sus movimientos.
            Al día siguiente, muy temprano, el teléfono del                     -El viejo cerró los ojos y pareció concentrarse:
         inspector Soto comenzó a sonar insistente. Este                        -¿Será importante decir que no dejé entrar a
         dejó, con desgano, la taza de café sobre el platillo                 d9s señoras?
         y levantó el auricular:                                                -Todo es importante. ¿A qué hora fue eso?
            -Investigaciones. ¿Sí? ¿Dónde dice? ¿Provi­                      -insistió Soto.
         dencia? El Zafiro Azul. ¡Correcto! Allá vamos,                         -Antes de que llegara el hombre vago.
         señor.                                                                 -¿El vago? -saltó el dueño-. ¿Qué vago,
            La joyería El Zafiro Azul estaba acordonada                      Timoteo?
         por la policía. En su interior, con el rostro tenso                    -Uno que se acostó a dormir apoyado en la
         y demostrando angustia, Pablo Levi miraba por                       pared de la vitrina.
         turnos el escaparate desnudo, el candado roto de                       Los ojos del viejo miraron asustados.
         la cortina metálica que tenía entre sus manos y el                     -¿Y cómo no lo echaste?-recriminó Levi.
         vidrio quebrado del escaparate.                                        -No pensé. Además estaba lloviznando y ...
            -¿Me creerá que hoy vendrán a arreglar la                        ¡Perdón!
         alarma? ¡Parece una burla! -gimió el dueño de                          -Inspector -dijo Pablo Levi, serio-, ¡hay
         la joyería, dirigiéndose al inspector.                              que buscar a ese vagabundo!
            Soto elevó sus  cejas y  se  dirigió  al  viejo                     --Calma, señor Levi, ya haremos todo lo nece­
         empleado.                                                           sario. ¿Sería tan amable de decirme usted lo que
            -Vamos por orden. Primero usted. ¿Cuáles                         hizo anoche?
         fueron sus movimientos desde que don Pablo lo                          -¿Yo? Bueno, dejé la tienda un poco más
         dejó solo en la tienda?                                             temprano que de costumbre,  porque quería
            El viejo parpadeó, asustado. La barbilla le                      llegar a ver las noticas. En realidad, trataba de
         temblaba y parecía no coordinar sus ideas. Luego                    aprovechar el silencio y paz de mi casa, ahora que
         de un largo silencio, que el inspector respetó con                  la familia está de vacaciones.
         paciencia, el viejo balbuceó:                                          Levi se interrumpió y ocultó en las manos su
            -Yo ... pasé la aspiradora y. .. nada más.                       rostro:
            -Piense bien, hombre, con calma. No lo esta-                        -¡Usted no sabe, señor inspector, lo que esto
         mos acusando. ¿No vio nada sospechoso?                              significa para mí!


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