Page 79 - Trece Casos Misteriosos
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Los otros se miraron en silencio y, antes de que   En ese momento los muchachos se pusieron
 dijeran algo, Rodrigo insistió, con tono duro:   de pie para saludar a la mamá de Felipe, que en­
 -Necesito que cada uno de ustedes me diga lo  traba en el living.
 que hizo anoche.   -¿Qué tal? -dijo ella, afable. Y dirigiéndose
 -¿Y por qué dudas de nosotros? -habló pri­  a Marcelo, añadió-: Parece que hubo barullo ano­
 mero Ignacio, levantando hombros y manos en un   che en tu casa.
 gesto de extrañeza.   -¿Barullo? -se sorprendió el aludido.
 -Porque son los únicos que conocían el escon­  -¿Cómo? ¿No te enteraste?
 dite de las llaves.   La expresión de Marcelo era de real consternación.
 -¡Medio escondite!  -se escuchó decir a   -Es  que ... soy de sueño pesado ... y salí tan
 Marcelo.   temprano en la mañana ... ¡Nadie me dijo nada!
 -¿Qué hiciste anoche, Marcelo? -preguntó  La señora sonrió.
 entonces el dueño de la moto.   -¡Estos jóvenes!  Sucede  que  a  tu mamá
 -Yo, mi viejo, comí, me acosté, intenté estu­  anoche le dio un ataque a la vesícula y el doctor
 diar en la cama y me desperté esta mañana con   López, nuestro vecino, tuvo que ir a verla. Claro,
 el libro en la cara.   lindo, no quisieron despertarte. ¿Y cómo les fue
 -Lo que es yo, me dediqué a estudiar y luego  en la prueba?
 me relajé con un superbaño de  tina  antes de   Los amigos abrieron la boca para responder al
 acostarme -dijo Felipe.   torrente de palabras de la señora, pero esta, sin
 -Yo, después de estudiar, vi la última pelícu­  dar lugar a que otro hablara, siguió dirigiéndose
 la de la noche. Claro que no me pregunten cómo   a Gonzalo:
 se llamaba, porque era de esas antiguas -explicó   -Lindo,  supe  q u e   F r a n c i sca  está  c o n
 Ignacio.   hepatitis.
 -¿Y tú, Gonzalo?-preguntó Rodrigo, serio.  Todos miraron a: Gonzalo.
 -Yo fui a ver a Francisca. Tengo derecho a  -¿ Y cómo no nos habías contado? -preguntó
 pololear, ¿no?   Felipe.
 -¿Hasta  qué  hora?  -volvió a  inquirir  -¿Y por qué tenía que contarles? -se defen­
 Rodrigo.   dió el amigo, algo molesto.
 -Hasta las, ¿once, serían?, ¡qué importa! De  -Tan reservado este niño -siguió la mamá de
 ahí, derecho a estudiar química.   Felipe-. Me dijo la señora del doctor Pérez que
         tenía para dos meses de cama -y, cambiando el



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