Page 77 - Trece Casos Misteriosos
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amigos volvieron a rec_ordar su prueba de quími Su único pensamiento durante el viaje hacia la
ca y se despidieron apresurados. Ignacio, Marce- universidad fue tener una rápida reunión con sus
. lo, Felipe y Gonzalo se alejaron arrastrando sus amigos y aclarar con ellos el misterio. Alguien
zapatillas deportivas y las manos en los bolsillos tendría que explicar muchas cosas, porque -no
de los gastados jeans. Uno a uno fueron entrando cabía duda- uno de ellos había sacado durante
en sus casas del barrio. la noche su fabuloso regalo.
Cuando Marcelo, el último en traspasar la reja
Luego de la prueba de química, que fue
de su antejardín, llegaba a la puerta de entrada, difícil y larga, los cinco estudiantes de primer año
la lluvia comenzó a caer copiosa.
A las once de la noche, un par de zapatillas de ingeniería se reunieron en la casa de Felipe,
blancas saltaron, esquivando charcos y llegaron invitados por este a tomar unas bebidas. Todos
hasta el garaje de Rodrigo. Una mano nerviosa bromeaban, ya relajados de haber pasado la
abrió la puerta y buscó bajo la mesa con botellas prueba, menos Rodrigo, que miraba hosco a cada
y tarros. Luego, la figura enfundada en jeans em uno de sus compañeros.
pujó silenciosa la moto hacia la calle solitaria. -Ánimo, hombre. ¡Tan mal no te puede haber
Dos horas después, la misma figura repetía ido! -bromeó Marcelo, dirigiéndose al serio
la operación, pero a la inversa. Después corrió amigo.
por el barrio y una puerta se cerró con un tenue -Estás con cara de funeral -comentó Gonza
chasquido. lo, subiendo el volumen de la música.
A la mañana siguiente, los cinco amigos se le -¡Y teniendo esa moto, andar así me parece
vantaron temprano para ir a clases. Pero Rodrigo, increíble! -El tono de Felipe era de enojo.
antes de salir, abrió el garaje para dar el primer Ignacio, por su parte, solo se encogió de
vistazo del día a su flamante moto. De inmedia hombros, mientras tomaba un sorbo de su bebida.
to, algo llamó su atención: las relucientes ruedas Rodrigo se puso de pie y apagó con gesto
del día anterior y los impecables cromados que brusco el equipo de música.
habían despertado la admiración de sus amigos, -Tengo que hablar con ustedes a propósito de
estaban ahora llenos de salpicaduras de barro. Su la moto -comenzó.
ceño se endureció y buscó las llaves: allí estaban, Todos lo miraron, extrañados de su gravedad.
en el mismo lugar donde él las había dejado. Tuvo -¿Qué te pasa, Rodrigo? -preguntó Felipe,
un momento de indecisión, pero miró la hora y sirviendo más bebidas en cada vaso.
salió corriendo para alcanzar el bus que pasaba -Alguien sacó mi moto anoche y la dejó toda
por la esquina. embarrada -dijo bruscamente Rodrigo.
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