Page 75 - Trece Casos Misteriosos
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Los amigos se quedaron en silencio.
            -¿Te imaginas el impacto que yo causaría en
         Francisca si me viera llegar en esa moto? -sus­
         piró Gonzalo.
                   -¡Fiuuu! -fue la respuesta de Felipe,
                     aún con sus manos en los bolsillos y
                       acariciando la moto, ahora con
                         su mirada. Rodrigo golpeó sus
                           palmas.
                               -Bueno, por hoy se guar­
                              da-dijo, mientras empuja­
                               ba suavemente el vehículo
                               hacia el garaje-. ¡Acuér­
                                dense de  la  prueba  de
                                química de mañana!
                                   -¡Tener  una  moto
                                nueva y pensar en estu­
                                diar! -comentó Marcelo.
                                  -¿Y vas a dejar la lla-
                                ve puesta? -se sorpren­
                               dió Ignacio.
                                 -¿Estás loco? La deja­
                               ré escondida -y Rodrigo
                               colgó la llave en un clavo,
                               bajo un mesón atiborra­
                                do de botellas y tarros de
                               pintura viejos.
                                  Luego de dar  una  úl­
                              tima ojeada a la moto y de
                             preguntar a su dueño todo
                          tipo de detalles técnicos,  los



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