Page 104 - Trece Casos Misteriosos
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El caso del ladrón con máscara
El inspector Soto caminaba hacia su casa, luego de
una larga y agotadora jornada en su oficina. Eran
las diez y media de la noche y, al ver las luces del
pequeño supermercado del barrio aún encendidas,
recordó el encargo de su señora: una tarjeta postal
para unos amigos que vivían en Estados Unidos y
estaban de aniversario de matrimonio.
Entró con aire distraído al supermercado.
Solo una caja funcionaba. Miró vagamente a la
muchacha sentada tras la caja registradora y se
dirigió al anaquel giratorio donde se exhibían
postales. Contempló con calma los paisajes y leyó
las tarjetas y sus dedicatorias: A mi querida abuelita,
Al mejor esposo del mundo,¿ Un año más? Con un
suspiro siguió buscando. Solo se escuchaban
el tintinear de la registradora a sus espaldas y
los pasos de los últimos clientes que salían por
la ancha puerta. Oyó un carraspeo de la cajera.
"Pobre muchacha", pensó; "debe estar tan cansada
como yo". Se decidió entonces por una gloriosa
cordillera nevada que brillaba tras un Santiago sin
esmog. Y en ese momento escuchó el grito.
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