Page 105 - Trece Casos Misteriosos
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El caso del ladrón con máscara








         El inspector Soto caminaba hacia su casa, luego de
         una larga y agotadora jornada en su oficina. Eran
         las diez y media de la noche y, al ver las luces del
         pequeño supermercado del barrio aún encendidas,
         recordó el encargo de su señora: una tarjeta postal
         para unos amigos que vivían en Estados Unidos y
         estaban de aniversario de matrimonio.
            Entró con aire distraído  al supermercado.
         Solo una caja funcionaba. Miró vagamente a la
         muchacha sentada tras la caja registradora y se
         dirigió al anaquel giratorio donde se exhibían
         postales. Contempló con calma los paisajes y leyó
         las tarjetas y sus dedicatorias: A mi querida abuelita,
         Al mejor esposo del mundo,¿ Un año más? Con un
         suspiro siguió buscando. Solo se escuchaban
         el tintinear de la registradora a sus espaldas y
         los pasos de los últimos clientes que salían por
         la ancha puerta. Oyó un carraspeo de la cajera.
         "Pobre muchacha", pensó; "debe estar tan cansada
         como yo". Se decidió entonces por una gloriosa
         cordillera nevada que brillaba tras un Santiago sin
         esmog. Y en ese momento escuchó el grito.



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