Page 151 - Quique Hache Detective
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Estábamos encantados escuchando, has­  -Es  cierto,  Cacho -dijo Charo sollo­
 ta que Charo nos despertó del trance:   zando.
 -Tienes  que  volver  con  nosotros  a  -Falta aclarar algunas cosas -dijo Ca­
 Santiago.   cho y todos nos acomodamos para escuchar­
 -No puedo -respondió el arquero-, es  lo  hablar,  mientras  San  José  se  veía  a  la

 peligroso para mí.   distancia.
 -Sólo  será  esta  vez.  Debemos  denun­  -No dije toda la verdad con respecto al
 ciar a la  señora  Gallardo y ganar el campeo­  accidente.
 nato con el Ferro.   -¿Cuál verdad? -pregunté desde atrás.
 -No quiero líos -dijo Cacho y se rascó  -Cuando  mi  mamá  se  murió,  me  fui

 la cabeza.   de  San José  buscando  un  mejor  futuro.  No
 La  Gertru  entonces  se  adelantó  y ha­  podía darme el lujo de estudiar porque no te­
 bló con voz firme,  cansada de tanto enredo:   nía plata.  Llegué a Santiago y me presenté en
 -Che,  no sé lo  que hizo y no hizo us­  Intermar. Tenía una licencia de chofer de bu­
 ted, señor Carlos o Cacho -como dije antes,   ses en los que trabajé durante un tiempo des­
 cuando  ella  se  enojaba  se  creía  argentina-,   de San José hasta Puente Alto. Mi tía Solícita
 pero  aquí  los  presentes  hemos  arriesgado   me dio una carta para don Chemo Gallardo,
 nuestras  vidas  para  encontrarlo.  Si  se  siente   el  dueño  de  la  empresa.  Me  recibió  muy
 culpable de algo,  che,  mejor lo  soluciona de   atento,  hasta  cariñoso,  y me  dio  trabajo  in­
 una vez y se va con nosotros a Santiago, des­  mediatamente.  Después  de  unos  meses  de
 pués puede volver a encerrarse en este pueblo.   trabajo,  me sentía  muy bien  en  la  empresa.
 Yo  vengo  de Temuco,  IX Región,  y estoy de   Don  Chemo  era  bueno  con  todos  los  em­
 acuerdo  con  usted,  Santiago  no es  la  mejor   pleados, pero conmigo era espe c ial. Nos hici­
 ciudad para vivir.   mos  amigos.  Le  gustaba  compartir  con  sus
 Cacho  miró a  Gertrudis y  debió  ena­  empleados,  trabajar con ellos;  prefería eso a
 morarse enseguida de ella,  como les ocurre a   estar encerrado en una oficina.  En esos años
 todos los que la ven y la escuchan por prime­  tuvo la idea de comprar un modesto club de
 ra vez.   fútbol. A mí me había visto jugar de arquero



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