Page 132 - Quique Hache Detective
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día.  Durante  meses no  quiso  hablar  con  na­                 a  Cacho  Ramírez  durmiendo.  Pensó  que  lo
             die.  Sus padres se distanciaron cada vez más,                   reemplazaba el asistente.  Minutos después se
             hasta que finalmente se separaron. El padre se                   produjo el accidente. En el sumario e investi­
             fue  de la casa.  La relación con su madre  era                  gación de los hechos aparecía Cacho Ramírez

             tensa;  ambas,  sin  proponérselo,  se  culpaban                 como conductor en  el momento del acciden­
             de la muerte de Leti. Todo culminó cuando,                       te. Ese detalle sospechoso le hizo buscar al ex
             en contra de su voluntad, a Charo la dejaron                     chofer.  Por un tío abogado que había estado
             internada en el Hogar Isabelita Astaburuaga,                     en el juicio del accidente, sabía que había sa­
             de Santa Familia. Pero fue lo mejor para ella.                   lido de la cárcel y se enteró de que ahora ju­

             Allí encontró nuevos y diferentes amigos y al­                   gaba  fútbol,  en  el  equipo  del  barrio  Santa
             go de tranquilidad.                                              Familia.  Un  día lo encontró después del en­
                    En ese tiempo, Charo se interesó por los                  trenamiento del Ferro Quilín. Al principio, él
             detalles del accidente.  Sabía que el chofer del                 se sorprendió de todas las preguntas y no qui­
             bus,  Cacho  Ramírez,  había pasado seis meses                   so seguir hablando, dijo que sólo le interesa­
             en  la  cárcel  y que  más  tarde  lo  dejaron  salir,           ba olvidar el trágico asunto.  Charo insistió y
             cuando  concluyeron  que  su  responsabilidad                    después de varios intentos el arquero comen­
             era mínima.  Charo averiguó que Cacho aban­                      zó a soltarse y a sentir confianza. Terminaron
             donó luego la empresa de buses y, curiosamen­                    haciéndose  amigos.  Se  encontraban  por  la
             te,  se  convirtió  en  el  arquero  del  equipo  de             tarde en la placita del Alférez, tomaban hela­
             fútbol del barrio. Sin embargo, seguía en la nó­                 dos y  conversaban.  Charo  llegó  a apreciar a
             mina de los empleados de Intermar, recibiendo                    Cacho.  Nunca  había  hablado  con  nadie  co­
             un sueldo con el que arrendaba una pieza.                        mo lo hacía con el arquero. Después de algu­
                    Poco a poco Charo había ido  ordenan­                     nos  meses,  Ramírez  tuvo  la  confianza
             do sus recuerdos sobre el accidente. Y algo no                   suficiente para contarle la verdad.
             calzaba. Minutos antes de que ocurriera, se ha­                         Cuando  ocurrió  el accidente no era él
             bía  levantado  para  ir  al  baño  en  la  parte  de            quien manejaba el bus, pero la señora Rosau­
             atrás del bus. Al salir, recordaba haber visto, en               ra lo convenció para que se inculpara. Le pro­
             los últimos asientos reservados a la tripulación,                metió un sueldo seguro.  Cacho aceptó.


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