Page 130 - Quique Hache Detective
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de jueves para aprovechar completo el fin de                    quedarse sola en la casa y separada de su her­
              semana.                                                         mana Leticia. Ambas se llevaban muy bien, se
                     Antes de subir al bus, alguien tomó la                   contaban  todo  y  se  tenían  confianza.  Sabía,
              fotografía instantánea del curso,  donde apa­                   por  ejemplo,  que  a  Leticia  le  gustaba  Juan
              recían  todos  sonrientes,  excepto  Charo.  La                 Carlos,  el handbolista  del  curso,  pero él  era
              misma fotografía que se publicaría unos días                    muy tímido para declararse. Después de reca­
              más  adelante  en  los  diarios.  La  misma  que                dos,  avisos  y  cartas  secretas,  esperaban  que
              tres años después llevaba yo  en el bolsillo de                 Juan Carlos se atreviera ese fin de semana en
                      .
                .
              m1 camisa.                                                      Algarrobo.
                     Mientras  Charo  acomodaba  su  bolso                            Fue en una curva,  antes de  llegar a la
              en el maletero del bus, vio por primera vez a                   costa.  Cacho Ramírez,  el chofer del bus,  de­
              Cacho  Ramírez.  Vestía  una  camisa  blanca,                   clararía más tarde que  un automóvil que ve­
              unos pantalones grises y una gorra de capitán                   nía  en  sentido  contrario  lo  encegueció  con
              de barco que identificaba a todos los choferes                  sus luces altas.  Perdió el control, siguió recto
              de lntermar.                                                    hasta un barranco, la máquina se dobló y ca­
                     Los primeros kilómetros fueron lentos,                   yó algunos metros al vacío. Los vidrios explo­
              deshaciéndose del tráfico de salida de Santia­                  taron  y  los  fierros  del  techo  se  doblaron.
              go. Arriba del bus a nadie le importó,  canta­                  Cuando los rescataron,  diez estudiantes esta­
              ban  felices  y  conversaban  despreocupados.                   ban gravemente heridos.  Una ambulancia lo­
              Charo escuchaba música en su personal y tra­                    gró trasladarlos rápidamente hasta Valparaíso.
              taba de dormir.                                                 A  Charo  nada  le  ocurrió,  sólo  un  corte  sin
                     Una hora después, el viaje parecía tran­                 importancia debido a los vidrios rotos. De los
              quilo  y  aburrido.  Las  risas,  la  música,  todo             heridos graves, siete de ellos debieron esperar
              había  acabado.  Sólo  se  escuchaban  algunos                  más  de  un  año  para  recuperarse  completa­
              grupos conversando.  Charo despertó para ver                    mente. Tres fallecieron esa misma noche en el
              cómo  atardecía  completamente  y  llegaba  la                  hospital.  Entre  los  muertos  estaba  Leti,  la
              oscuridad a la carretera. No tenía ganas de ese                 hermana de Charo.
              fin de  semana en la  playa,  pero  lo prefería a                      La  vida  de  Charo  cambió  desde  ese


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