Page 122 - Quique Hache Detective
P. 122
-¿Escuchaste? Suena como si alguien -Agárrense que nos vamos.
golpeara con el canto del Ferro -dijo ella. Charo y yo, instintivamente, nos arro
-¿Qué canto? jamos al piso. El camión dio un salto hacia
-«Dale Ferro, pero dale Quilín» -en- adelante, las ruedas patinaron y quemaron el
tonó ella. suelo de cemento. Aceleramos sólo unos se
Tenía razón, los golpecitos sonaban gundos y enseguida nos estrellamos contra el
iguales. Charo se alegró y dijo: portón metálico. El ruido fue tremendo y pa
-León. ¿Cómo habrá llegado hasta reció que quedábamos detenidos, pero sólo
aquí? fue un momento. La puerta saltó por el aire y
-Quedamos de encontrarnos -respon cayó hacia adelante. Con Charo rebotamos
dí orgulloso de tener algo que ver. como carga. El camión aceleró. Alejándose
Volvimos a escuchar los golpes sobre la escuchamos varios disparos y los últimos gri
carrocería del camión. Charo se arrastró has tos. Luego, nada más que el motor del ca
ta uno de los costados y con los dedos repitió mión. En la cabina León silbaba una canción
lo mismo: «Dale Ferro, pero dale Quilín». Es del grupo Queen sobre campeones, campeo
peramos en silencio. Un minuto después se nes mundiales.
abrió la puerta de la cabina y se cerró ensegui
da. Alguien, debía ser León, dio vuelta la lla
ve de contacto del motor, que se negó al
principio a arrancar. En la carrocería nos le
vantamos con dificultad. En ese momento
también oímos los carrerones desde el inte
rior de la bodega, los gritos y silbatos de los
empleados y del guardia. El motor del ca
mión por fin arrancó con un ruido potente.
Pasaron el cambio y el camión pareció que se
desinflaba al desengancharse. Escuchamos la
voz de León que gritaba hacia atrás:
122 123