Page 83 - Alicia en el país de las maravillas
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-iQue les corten las cabezas! iQue les corten las cabe-  1   -empezó a decir Alicia con tono quejumbroso-. Además,
 zas!     todos pelean en forma tan terrible, que nadie se puede oír si­
 La frase la repetía a cada instante.  quiera a sí mismo. Tampoco parecen tener ninguna clase de
          reglamentos en particular; y, al menos, si los tienen, nadie los
 Alicia empezó a sentirse muy molesta. En realidad, has­
 ta ese momento, no había ténido el menor disgusto con la rei­  obedece. Es imposible decir todo lo desconcertante que es
 na, pero sabía que podían empezar a discutir en cualquier  esto, fuera de que todas las cosas son vivas, de manera que
 minuto.   de repente se marchan al otro extremo del campo. iYo le
 "¿y entonces qué será de mí? ----pensó-. Aquí son terri­
          habría pegado al puerco espín de la reina si no hubiese sido
 blemente aficionados a cortarle la cabeza a la gente. iLo ra­  que se lanzó a correr cuando vio que me aproximaba!
 ro sería que alguien quedara vivo!"   -lY te gusta la reina? -preguntó el gato en voz baja.
             -En absoluto. Es en extremo ...
 Miraba a su alrededor, buscando algún modo de escapar
             En ese momento advirtió que la reina estaba muy cerca
 y preguntándose en qué forma podría huir sin que la vieran,  de ella escuchándola. Así es que siguió la frase diciendo:
 cuando advirtió una curiosa aparición en el aire. La sorpren­
 •dió mucho al principio, pero, después de observar durante  -... es en extremo buena para ganar, tanto que casi no
 uno o dos minutos, descubrió que se trataba de una sonrisa y  vale la pena esperar el final de la partida.
 se dijo para sus adentros:   La reina sonrió y siguió su camino.
 "Es el gato de Cheshire. Ahora ya tengo a alguien con  -lCon  quién  estás  hablando?  -preguntó  el  rey,

 quien hablar."   acercándose a Aliciay mirando la cabeza del gato con gran
          curiosidad.
 -lCómo te está yendo? -preguntó el animal, cuando
 su boca estuvo lo bastante cerca para hablar.  -Con un amigo mío: el gato de Cheshire. Me permite
 Alicia esperó hasta que aparecieron también los ojos, y  usted que los presente  ...
 luego se dijo:   -No me gusta nada su mirada -repuso el rey-. Sin em­
 "iEs inútil decirle nada hasta que no aparezcan las ore­  ·¡  bargo, puede besar mi mano, si lo desea.

 jas, o al menos una de ellas!"   -Prefiero no hacerlo -contestó el gato.
             -No sea impertinente -dijo el rey-, y no me mire de
 Al cabo de otro minuto, apareció toda la cabeza del ga­
 to. Alicia dejó entonces su flamenco y empezó a hacer un re­  esa manera.
 lato del  juego,  sintiéndose  muy  contenta  de  que hubiera  Se instaló detrás de Alicia, mientras hablaba.
 alguien que la escuchara. El gato pareció considerar que ya  -Un gato puede mirar al rey -observó Alicia -. Lo he
 tenía lo suficiente a la vista, así es que no siguió apareciendo·  leído en algún libro, pero no recuerdo dónde.

 nada más.    -Es preciso hacerlo retirarse -dijo el rey muy decidi­
 -No  creo  que  jueguen  en  absoluto  correctamente  damente. Luego, dirigiéndose a la reina que pasaba por allí


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