Page 38 - Alicia en el país de las maravillas
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&tiró el pie todo lo que pudo por la chimenea y esperó               -Con una carretilla llena basta para empezar.
             hasta que sintió que un pequeño animal (no sospechaba de                 "lUna carretilla llena de qué?", pensó Alicia, pero no al­
             qué clase era) rasguñaba y trataba de abrirse paso muy cerca         canzó a tener tiempo de cavilar, porque una granizada de pe­
             de ella. Entonces pensó:                                             queñas piedras le entró por la ventana y algunas le pegaron
                 "i&te tiene que ser Guillermito!"                                en la  cara. "Yo haré que no sigan", se dijo la muchacha, y lue­
                 Y lanzó un soberbio puntapié, esperando qué sucedería            go gritó:
             después.                                                                 -iMejor sería que no volvieran a hacer eso!
                 Lo primero que oyó fue un coro de voces que gritaba:                 Se produjo otro silencio mortal.
                 -iAhí va Guillermito!                                                Alicia advirtió con sorpresa que todas las piedrecillas, al
                 Luego se oyó la voz del conejo que decía:                        caer al suelo, se convertían en diminutas galletas. Entonces
                 -Cójanlo en el cerco.                                            una brillante idea se le vino a la cabeza.
                 En seguida se produjo un silencio y, después, una nueva              "&toy segura de que si me como una de esa galletas, se
             confusión de voces:                                                  me volverá a producir otro cambio en el tamaño, y como ya
                 -iSujétenlo por la cabeza! Tráiganle coñac. lQué te ha           no puedo crecer más, quiere decir que  tendré que achicarme,
             sucedido, viejo? iCuéntanos!                                         me imagino."
                 Se oyó entonces una voz tenue y quejumbrosa:                         Entonces se comió una de las galletas, y se si11tió encan­
                 -Casi no me doy cuenta (  Alicia supuso que era Guiller­         tada al comprobar que volvía a achicarse de nuevo. Tan pron­
             mito quien hablaba)  ... No me den más. Gracias, estoy mejor.        to como estuvo del tamaño suficiente como para pasar por la
             Pero me siento demasiado impresionado  y adolorido para po­          ventana, salió corriendo de la casa y se encontró  con una mul­
             der hablar  ... Lo único que sé es que me sentí igual que esos       titud de animales pequeños y pájaros que estaban al lado de
             monos dentro de una caja de sorpresa, que de repente salen           afuera. La pobre lagartija, que era Guillermit9, estaba en el
             volando como un cohete.                                              medio, sos�enida por dos cuyes, quienes le daban el conteni­
                 -l&o fue lo que te pasó, viejo?                                  do de una  botella. Todos se abalanzaron sobre Alicia apenas
                  -Debemos quemar la casa. -gritaron los conejos.                 la vieron salir, pero ella corrió todo lo más ligero que pudo y
                 Entonces Alicia repuso con la voz más fuerte que pudo:           pronto se encontró segura en medio de un espeso bosque.
                  -Si lo hacen, echaré a Dinah para que los persiga.                  "Lo primero que tengo que hacer -se dijo Alicia, mien­
                 Se produjo un silencio mortal, y luego Alicia pensó:             tras vagaba por el bosque - es recuperar mi estatura normal
                 "lQué será lo que van a hacer ahora? Si tuvieran una piz-        de·nuevo; lo segundo será encontrar el camino que me lleve
              ca de inteligencia, se les podría ocurrir levantar el techo."       a aquel precioso jardín. Creo que ése será el mejor plan.
                 Después de uno o dos minutos, todos empezaron a mo­                 Parecía un proyecto excelente, sin duda, y muy claro y
              verse de nuevo, y Alicia oyó que el conejo decía:                   sencillo de llevar a cabo. La  ·Única dificultad estaba en que no


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