Page 19 - Alicia en el país de las maravillas
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Señor Pie Derecho de Alicia.
 Alfombra Roja, cerca de la chimenea
 ( con todo el cariño de Alicia).

 "iCielos, qué de tonterías estoy hablando!"
 En ese preciso momento, su cabeza chocó contra el te­
 cho de la sala, la que,. por lo demás, tendría unos tres metros
 de alto más o menos. Inmediatamente cogió la llave de oro y
 corrió hacia la puertecita del jardín.
 iPobre Alicia! Lo más que pudo hacer fue tenderse de la­
 do para mirar con un solo ojo a través de la cerradura; pero
 cruzar la puerta era más imposible que nunca. Se sentó y em­
 pezó a llorar de nuevo.
 "iDebieras avergonzarte de ti misma! -se dijo sollozan­
 do - iUna muchacha grande como tú! iSeca inmediatamen­
 te tus lágrimas!"
 Pero el llanto continuó igual, brotando en verdaderos
 raudales, hasta que se formó alrededor de ella un charco que
 1Iegaba hasta la mitad de la sala y que tendría sus cuatro
 centímetros de profundidad.
 Después de un rato oyó a la distancia el ruido de unas pe­
 queñas pisadas. Alicia se secó apresuradamente los ojos pa­
 ra ver  quién venía.  Era  el  conejo  blanco que  regresaba,
 espléndidamente vestido, con un par de albos guantes de ca­
 britilla en una ma_no y un gran abanico en la otra. Venía tro­
 tando con gran prisa y murmurando:
 "iOh, la duquesa, la duquesa! iSería un salvaje si la hicie­
 ra esperar!"
 Alicia se sentía tan desesperada, que estaba dispuesta a
 pedir socorro a cualquiera; así es que cuando el conejo se
 aproximó, empezó a decir con voz suave y tímida:


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