Page 17 - Alicia en el país de las maravillas
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severamente, que hasta conseguía que las lágrimas acudieran
 a sus ojos. En una ocasión recordó haberse tirado sus propias   2
 orejas por haberse hecho a sí misma una trampa jugando al   El charco de lágrimas
 croquet. Jugaba contra ella, pero esta curiosa niña era muy
 aficionada a imaginar que representaba a dos personas.
 "iEs inútil ahora pretender que soy dos! -pensó la po­
 bre Alicia-. Me bastaría ser una sola niña, pero una niña ra-
 zonable."
 Muy poco después, sus ojos dieron con una diminuta ca­
 ja de cristal que había debajo de la mesa. La abrió y encontró
 un pequeño pedazo de queque, que tenía, hermosamente es­
 crita con pasas, la siguiente palabra: "CÓMEME".
 "Está bien, te  comeré -dijo Alicia  -, y si me haces agran­
 darme, podré alcanzar la llave. Si me sigo achicando, lograré
 arrastrarme por debajo de la puerta, de manera que, en los   iCurioso y más que curioso! -gritó Alicia-. iAhora me es­
 dos casos, podré llegar al jardín, y entonces no me importará   toy estirando como el más grande de los telescopios que ha
 lo que suceda"  ...   existido!...  iAdiós  piececitos 'míos!  (porque  cuando se los
 Se comió un pedacito y se dijo ansiosamente:   miró le pareció que estaban tal lejos que casi se perdían de
 "lQué me pasará? lQué me pasará?"   vista). iüh mis pobres piececitos!  lCómo me las arreglaré pa­
 Se puso la mano encima de la cabeza para ver si crecía o   ra volverlos a calzar con zapatos y medias? iEstoy segura de
 no, advirtiendo con gran sorpresa que seguía del mismo ta­  que  no seré capaz! Me encuentro demasiado lejos de ustedes
 maño. Eso es por lo demás lo que generalmente sucede cuan­  para  que  me  puedan  preocupar,  así  es  que  procuren
 do se come queque, pero como Alicia ya estaba dispuesta a   arreglárselas en la mejor forma posible"  ... "Sin embargo, de­
 que sólo sucedieran cosas extraordinarias, le pareció bastan­  bo ser' cariñosa con ellos -pensó Alicia  -, porque si no, es
 te vulgar y necio permanecer igual que antes.   posible que no quieran caminar hacia donde yo deseo ir. Va­
 Siguió en su tarea y muy pronto acabó con el queque.   mos a ver: les daré un par de zapatos nuevos para cada Navi­
    dad."
       Continuó planeando la forma en que procedería.
       "Hay que tratarlos bien -se dijo  -, iy cuan gracioso pa­
    rece esto de mandar regalos a los propios pies de una! iQué
    divertida resultará la tarjeta con que acompañe mi regalo!


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