Page 21 - Alicia en el país de las maravillas

-Si usted me hace el favor, señor ... ¿Qué hace el pequeño cocod,ilo
El conejo se detuvo violentamente. Dejó caer los guan­ para alzarla cola vibrante
tes y el abanico y se perdió en la oscuridad tan ligero como y en dorada escala brillante
pudo. Alicia recogió el abanico y los guantes y, como la sala conmover las aguas del Nilo?
estaba muy calurosa, empezó a abanicarse mientras decía:
"iCielos, qué cosas tan extrañas suceden hoy día! Sin em­ Somiente, espera la caza
bargo, ayer todo era igual que siempre. ¿Habré cambiado en afilando su ga,ra aguda,
la noche? Veamos: ¿era yo la misma cuando me desperté es­ y a los pececillos saluda
ta mañana? Casi creo recordar que me sentí un poco diferen­ cuando entran por su bocaza.
te. Pero, si no soy la misma, ¿quién soy entonces? iAhí está
la gran confusión!" "Estoy segura de que ésas no son las palabras correctas
Empezó a pensar en todos los niños que conocía y que -dijo la pobre Alicia, y sus ojos se llenaron de nuevo de lágri­
fuesen de la misma edad que ella, para ver si se habría cam­ mas, mientras seguía reflexionando en voz alta -: Debo ser
biado por alguno de sus amigos. Margarita, después de todo, y tendré que irme a vivir en su
"Estoy segura de que no soy Ada -se dijo-, porque lle­ casa sucia y pequeña, sin juguetes y con miles de lecciones
va el pelo en largas trenzas; en cambio yo lo uso suelto; tam­ que aprender. .. No, ya he tomado una resolución: si soy Mar­
bién estoy segura de que no puedo ser Margarita, porque yo garita, me quedaré aquí. Sin embargo, me siento muy cansa­
sé muchas cosas y ella sabe muy pocas ... Además, ella es ella da de estar tan sola."
y y o soy yo. iCuan confuso es todo esto! Veré si sé todavía las Mientras decía esto, se miró las manos, y con sorpresa vio
cosas que aprendí. Veamos: cuatro veces cinco es doce; cua­ que, mientras hablaba, se había puesto uno de los pequeños
tro veces seis es treinta; y cuatro veces siete es ... iSeñor, no guantes del conejo.
llegaré nunca a los veinte al paso que voy! Sin embargo, la ta­ "¿Cómo puedo haber hecho esto? -pensó-. Debo es-
bla de multiplicar no significa nada ... Veamos la geografía: tar a<;Jiicándome de nuevo."
Londres es la capital de París; y París es la capital de Roma; Se levantó y se acercó a la mesa para compararse con ella
y Roma ... No, eso está todo malo, estoy segura ... Debo haber­ y averiguar así su estatura. Descubrió que ahora no tendría
me cambiado por Margarita. Trataré de decir como ella ... " más de medio metro de alto y que seguía achicándose.rápida­
Cruzó las manos sobre la falda, como si fuera a recitar mente. Pronto se dio cuenta de que el causante de todo era
una lección, pero, al hablar, su voz sonó ronca y extraña. el abanico que aún tenía en la mano. Lo tiró rápidamente en
Además, las palabras no eran las que estaba acostumbrada a el momento preciso en que ya iba a desaparecer completa­
decir: mente.
"iHa sido una salvación milagrosa! -dijo Alicia, bastan-

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