Page 92 - El vampiro vegetariano
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pequeño,  una  preciosa  niña  de  unos  ocho  años,                       —Nada  de  tentempiés  -replicó  la  vampira  con

             cuyos  bucles  dorados  enmarcaban  un  rostro  tan                     determinación-.  La  niña  es  mi  amiga,  y  él  es  un
             blanco y terso que parecía de marfil. Sobre el pecho                    Drácula.

             de  la  niña y  bajo  sus  manitas  cruzadas,  había  una                  —¿Un  Drácula?  ¿Y  a  qué  se  debe  el  honor  de
             muñeca de porcelana que era como una réplica en                         que  un  miembro  de  la  más  distinguida  familia

             miniatura  de  su  dueña,  pues  incluso  iba  vestida                  vampírica visite nuestra humilde cripta? -preguntó
             igual que ella.                                                         Ludolfo con un tono ligeramente burlón.

                 La  niña  fue  la  primera  en  reaccionar.  Salió  del                Lucarda  abrió  la  boca  para  contestar,  pero
              ataúd,  se  alisó  su  elegante  y  antiguo  vestido  de               Camila lo interrumpió con un gesto.

              seda, y dijo:                                                             —Ya te lo explicaré en otra ocasión, primo -dijo-
                 —Hola, tía Camila. ¿Ya es hora de despertar? —                      .  Ahora,  volved  a  vuestros  ataúdes  y  dormid.  El

              No, cariño. Ha sido un pequeño accidente. —¿Un                         momento aún no es propicio para el despertar.
              accidente?  -repitió  con  voz  ronca  el  ocupante  del                  —Tía,  necesito  al  menos  una  gotita  de  sangre,

              ataúd grande, incorporándose de forma tan brusca                       para dormirme con el sabor en la boca -se quejó la
              que  Lucía  tuvo  que  hacer  un  esfuerzo  para  no                   pequeña vampira.

              gritar del susto. Se parecía muchísimo al vampiro                         —No  es  posible,  cariño,  lo  siento...  -empezó  a
              de  Nosferatu,  una  vieja  película  muda  que  la  niña              decir Camila, pero se interrumpió al ver que Lucía
              había visto por televisión.                                            se sacaba un imperdible del bolsillo, lo abría y se

                 —Sí,  Ludolfo  -dijo  Camila-.  En  realidad,  estoy                pinchaba la yema del pulgar. Luego se acercó a la

              aquí para unirme a vosotros en el sueño.                               vampirita y le dijo con una sonrisa:
                 —Y has tenido el delicado detalle de traernos un                        —Toma, Leticia.

              tentempié  -dijó  Ludolfo  frotándose  las  manos  y                       Muy lentamente, casi con devoción, la niña
              mirando  a  Lucarda  y  a  Lucía  con  una  expresión

              que helaba la sangre en las venas.




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