Page 60 - Zana y Orejón
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al tronco sobre las aguas revueltas.
                                                                       Zana y Orejón se sostenían abraza,
                                                                       dos, dispuestos, una vez más, a en,
                                                                       frentar unidos esta nueva  amenaza

                                                                       que se levantaba desde el fondo del
                                                                       mar.
                                                                          Apenas  se  lograban  mantener
                                                                       sobre el tronco,. que subía y bajaba          59

             Una tormenta feroz                                        convertido en un caballo salvaje en
             Capítulo IX                                               medio de la tempestad.
                                                                          Sobre  el  oleaje, lograron  distin,  ·

                                                                       guir  que algo enorme se levantaba
                                                                       desde las profundidades, arrastrando
                                                                       montañas de agua y de espuma, ha,
                                                                       ciendo estallar un remolino de olas
              De pronto las aguas perdieron                           gigantescas.

          la calma. Comenzaron a levantarse
          grandes olas, el mar tomó ese color
          azul  metálico  que  tienen  las  tor,

          mentas en el océano, revolcándose
          bajo un cielo donde enormes nubes
          lo iban cubriendo todo.
             Un viento frío y poderoso comen,
          zó a rugir, como si de golpe se hu,
          bieran abierto las puertas del reino
          del invierno, desatando la furia del
          temporal.  Lanzándolos  de  un  lado
          a  otro, las marejadas hacían  bailar
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